Bajo el lema “del morro al rabo”, La Porcinería aterriza en pleno barrio de Salamanca para reivindicar un producto imprescindible de nuestra gastronomía, eso sí, desde una perspectiva fresca y divertida con la que animar a los clientes a que conozcan las posibilidades que este animal puede ofrecer. En su carta cuentan con una serie de platos para compartir (o no) donde el cerdo es el ingrediente principal, pero ojo porque no el único. Destacan las alcachofas confitadas con velo de papada ibérica, la ensalada de espinacas de carne tibia con vinagreta de avenllana y pomelo o el bombón de cerdo al estilo thai con salsa kimchi y alga wakame, una receta muy exótica con un toque de picante.
En cuanto a los platos principales, la carta cuenta con siete recetas muy carnívoras -aquí si que no hay escapatoria-. Para los que quieran sorprenderse, la carrillera con crema de patata, salsa de cacao y pistachos es una buena opción. Los que deseen una propuesta algo desenfadada y divertida, nada como la hamburguesa de costillas de cerdo desmigadas acompañada de patatas fritas cuya receta es un secreto del chef.
El final feliz lo ponen los postres, que incluso cuentan con un guiño porcino en forma de trampantojo como es el salami de chocolate con helado de café. Una idea para curiosos y amantes del chocolate diseñada por el chef Francesco Ingargiola, junto con los socios fundadores del proyecto porcino José Núñez, Marian Díaz, Fernando Badell y Ramón Castillo.
Con una estética muy particular, que recuerda a las charcuterías de toda la vida, el local se divede en dos zonas: una barra para los que prefieran tapear y otra, situada en la planta baja del local, reservada al bistró, más acogedora y tranquila. Un concepto ideado por eat&love Studio llena de azulejos en tonos blancos y salpicada de referencias al puerco, el gran y único protagonista.