Es imposible no encontrar una ciudad en toda España donde se coma mal, donde las tapas no valgan la pena y donde comer sea todo un suplicio. En serio, piénsalo. Imposible. Lo divertido y curioso del asunto es que cada ciudad tiene su atractivo especial y este es el momento de centrarnos en esa ciudad norteña donde las ‘tapinas’ no pueden faltar: León.
Para empezar el trayecto zampón con éxito hay que aprenderse las bases para pedir una bebida como lo hacen los leoneses y que no hayan confusiones y se produzca un lost in translation. Si es la primera vez que se pisa la ciudad resulta conveniente hacerse una chuleta: un corto es una cerveza pequeña, lo que vendría a ser una caña. Una caña es un doble. ¿Vinos? Pues aventúrate a la D.O Tierra de León (también lo verás por el nombre de su uva autóctona Prieto Picudo) o del Bierzo. Para los niños un butano o ‘cortin’ de gaseosa de naranja.
Por el barrio Húmedo y el barrio Romántico no hay pérdida para encontrar horas y horas de tapeo infinito pero hoy delimitaremos la zona y nos quedaremos en el área más conocida de León para tapear, el Húmedo. La primera parada está en El Rebote (Plaza de San Martín). Lo normal en cada bar es que te den varias opciones para escoger pero aquí siempre tienes que pedir la croqueta. El sabor ya lo escoges tú pero puede ser de morcilla, bacon, pizza o atún. Enfrente está uno de los sitios más famosos y que lleva controversia incluida: el dueño es borde a más no poder y no suele esconderlo en su trato al cliente. Aún así, es una parada casi obligatoria para cualquier novato. ¿Pero que tiene de especial La Bicha? Su morcilla. Bajo un cartel en el que se lee: “Si no tiene nada que hacer, por favor no venga a hacerlo aquí”, el hombre prepara una de las morcillas más demandadas de la ciudad. Está claro que a hora punta hay cola y se llena hasta que no cabe ni un alma. Si vas, cuenta con que saldrás oliendo a fritanga. A un lado está Competencia, el bar donde la tapa no se acerca ni de lejos a la tradición española: pizza lovers, este es vuestro sitio. En la calle de las Platerías Cardiles 1 está Casa de los Botones y si en La Bicha no tuvisteis suerte, este es el momento de desquitarse y meterle el tenedor a esa morcilla leonesa… tan suave… mi tesoro. ¡Y que no falten las patatas! A unos cuantos pasos está El Flechazo donde la tapa es siempre patatas fritas finas, crujientes y si vuestro estómago os lo permite (si os habéis comido la morcilla es que seguro os lo permite) con un poco de picante encima. Volveréis fijo. Pero si de patatas se trata, en León todos tienen sus favoritas y aunque muchos se jactan de saber cuáles son las mejores el único que puede decidir es tu paladar y tus gustos. Porque nada está grabado en madera. Dale rienda suelta a la ruta patatera en Las Torres (Calle del Burgo Nuevo, 58) y sus patatas ali-oli o en Casa Blas (Calle de Lucas de Tuy, 15), muy parecidas a las de El Flechazo pero con un poco más de crunch. Pero si estás por la calle Ancha y quieres quitarte el mono del ali-oli vete corriendo a El Mercado (Calle Varillas, 3). El calor aprieta así que pásate al fresco con una tapa de salmorejo con jamón y huevo en Camarote Madrid (Plaza de la Provincia, 3).
No son todos los que están ni están todos los que son… pero suficiente para llenar el estómago, darte un gustazo leonés y preparar el estómago para lo que se viene por la noche (marcaros un Belmondo -en la calle San Lorenzo, 1- sí o sí).
Al terminar la ruta las más espectaculares vistas de León estarán esperando desde las las alturas en niMÚ Azotea, situado en el ático del mitiquísimo hotel Conde Luna (General Lafuente s/n), el cual ofrece una carta de picoteo en la que destacan unas auténticas patatas bravas, ensaladilla rusa con cigalitas, chips de patata con sardinilla y ali oli o la pizza-taco de alubias y carne.
A su vez, el hotel se atreve a actualizar su antiguo mesón pero manteniéndose fiel a los productos de la región con una cocina de mercado en Casa Mando (General Lafuente s/n) donde los típicos platos leoneses como la cecina, el chorizo picante, manitas a la leonesa, cecina y un excepcional cocido, todos son parte de su carta que cambia cada temporada. Además, en el bar americano del Conde Luna también puedes comerte un bistec con un Bloody Mary o un Dry Martini. Dile a Manolin, el barman, que vas de nuestra parte.
Y antes de volver a casa que no se te olvide parar a desayunar en la confitería León en la calle Ancha o en el Petit Café en la calle Gran vía de San Marcos.