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¿Qué tenemos que hacer si se quema el pan tostado?

¿Qué tenemos que hacer si se quema el pan tostado?

¿Raspar? Pues no. Hay otras cinco opciones mucho más efectivas y menos sucias que eliminar el negro de las tostadas para intentar buscar en sus entrañas el color dorado que deberían tener.

A simple vista, preparar unas tostadas parece la tarea más fácil del mundo, pero conseguir que queden proporcionalmente doradas por todos sus costados, sin rozaduras ni quemaduras, no es nada fácil. Así que hacer tostadas tiene su maña y, para quienes vayan justos de habilidad, aquí dejamos cinco soluciones para devolverles el color perfecto si hemos tenido la mala suerte de quemarlas.

Antes de nada tenemos que afinar el olfato y si sabemos que tenemos pan en el tostador, conviene estar atentos. Obviamente, si olemos a quemado, retiramos las tostadas lo antes posible, pero también podemos programar un temporizador y despreocuparnos. Dos minutos pueden ser suficiente para que no lleguen a quemarse pero sí tengan un sabor a pan tostado (soportable).

¿Qué tenemos que hacer si se quema el pan tostado?

También tenemos solución por si el paso uno (comer la tostada aunque tenga un cierto sabor a pan muy tostado) no termina de convencer. Podemos mitigar el sabor con una cobertura de mantequilla; si la untamos cuando el pan está todavía caliente, se derrite y elimina el fuerte sabor.

¿Qué tenemos que hacer si se quema el pan tostado?

Hemos dicho que se acabó el raspar la rebanada de pan como si lo fueran a prohibir, pero hay algo que sí podemos hacer: rallar. Tenemos que tener a mano un rallador de queso de cuatro lado y sobre la tostada hacer movimientos circulares y suaves con el aparato. La superficie de la tostada queda limpia y luce bonita.

¿Qué tenemos que hacer si se quema el pan tostado?

Otra opción que tenemos cuando ya no podemos evitar que se queme es pulverizar la tostada quemada con sal y pimienta roja en un procesador de alimentos.

¿Qué tenemos que hacer si se quema el pan tostado?

O bien podemos deshacernos de las zonas quemadas que, por lo general, suelen ser las más expuestas a los bordes. Disminuimos así el tamaño del pan pero podremos comer a gusto.

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