El martes pasado el primer ministro neozelandés, Bill English, publicó fotos de su cena en Facebook y desde entonces Internet está que brama. ¿El motivo? Una versión, todavía no sabemos si apetecible o no (nos debatimos entre estas dos aguas), a base de pizza y espaguetis de lata.
Casi nada, ¿eh? Y es que hay que repetirlo dos veces, “pizza con espaguetis de lata”, para asimilar que esto existe, que es real y que un primer ministro entrega sus noches a esta comida como si del mejor manjar del mundo se tratara. Pero el drama no está en el intento de convencimiento de la existencia de una mezcla de alimentos tan rara, el drama es que nunca antes la cena de un día cualquiera de un político había dado para tanto: risas, cabreos, menciones, viralizaciones, favoritos, hambre, vómitos y, si apuramos un poco, llantos.
El poder de las redes sociales es incalculable y su efecto impredecible, ya que desde la publicación que el político subió a Facebook las reacciones en esta plataforma, y en todas las demás, no han dejado indiferente a nadie; desde opiniones que van de sugerencias sobre otros ingredientes a añadir hasta las más duras: cómo un hombre al mando de un país puede realizar comidas tan poco recomendables para su cargo.
Criticas positivas compaginadas con un mayor número de críticas que amenazan, incluso, con dejar de votarle por considerar indigno que un personaje político y famoso se preste a entrar en las redes sociales con un contenido tan poco serio.
Porque claro, ¡ni que fuera él Donald Trump para permitirse semejantes licencias!