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En 1964, el primer tarro de Nutella de la historia se vendió en una pequeña pastelería de la región del Piamonte. Un hito que marcó Pietro Ferrero tras haber conseguido refinar una receta ‘de austeridad’ con la que alimentar a la población de los años 50, devastada tras la Segunda Guerra Mundial.

En medio de ese paradigma distópico, en el que el cacao era extremadamente escaso, Ferrero le pondría solución al problema creando una pasta dulce a base de avellanas, azúcar y cacao. Así nacería la precursora de la Nutella, tal y como la conocemos. El hecho de añadir las avellanas, un producto más barato y fácil de conseguir, haría que la crema fuese mucho más asequible para el pueblo.

La primera de la receta de la ‘crema’ data del 1946, bautizada como ‘Giandujot‘, presentada como una pasta dulce moldeada con avellanas y chocolate que podía cortarse en rebanadas y untarse en pan. Ésta recibió el nombre de un personaje mítico del carnaval local.
En el 1951 esa masa evolucionó hasta la ‘SQUISITA SUPERCREMA‘, refinada por el hijo del pastelero Michele Ferrero, que la transformó en un nuevo producto cremoso fácil de extender conocido como Nutella.

En 1964 nació finalmente la Nutella ‘moderna’ con una receta mejorada de crema de avellanas y cacao que, un año más tarde, se encapsularía en el un tarro diseñado y lanzado oficialmente en Alemania en 1965.

Cincuenta años más tarde, el inventor de la Nutella se convertiría en la persona más rica de Italia y la 30ª del mundo, según el Índice de Multimillonarios de Bloomberg. Michele Ferrero moriría al año siguiente, dejando un gran legado para el mundo.