Opinión Salvador Sostres

Diptyque, lujo intacto a pesar de los años

Entrar en Diptyque era una de las cosas más rompedoras que hacer en París en el año 2000 para los que consideramos que las revoluciones son una tontería y “la resistance” la mayor mentira europea jamás contada. No era una tienda propiamente Diptyque sino la de una extraña marca de ropa cuyo nombre no es que no quiera sino que no puedo recordar. Entrada oscura, los perfumes dispuestos como si fueran velas en un iglesia y mucho humo del que se usa en los escenarios y ahora también los cocineros falsamente creativos para para hacer la parodia de que son como Ferran Adrià. Fondo negro. Éramos tan jóvenes y habíamos visto tan poco que aquello nos dejaba sin palabras. Era una puesta en escena fantástica para los jóvenes de derechas: juguetona pero sin romper la porcelana, algún recuerdo del Cielo y sobre todo cara.

Con el tiempo Diptyque -fundada en 1961- ha tenido sus propias tiendas, muy bien puestas, y las escenificaciones de París marcaron una época y se quedaron en aquella época. Pero el vigor de los perfumes continúa intacto. En una alta perfumería en la que casi todo es lo mismo, y huele a algo que ya has olido; en un lujo que en demasiadas ocasiones falta a la altura de su nombre y es un fusil de repetición del éxito inmediatamente anterior; la colección de Diptyque es singular, memorable y en ella, el perfume Orfesia, de pimienta y fresa, obra de la maravillosa Olivia Giacobetti, es de un atrevimiento y dulzura únicos en la perfumería. Es como volver al helado de fresa de cuando niño con lo aprendido con los años. Hay dedicatorias en la vida, y Orfesia es una de ellas, que una vez las conoces es imposible continuar viviendo como si no supieras que existieran.

Del mismo modo, el ambientador creado por la casa por John Galiano, olor de fuego y chimenea, y de cuerpos desudos echados justo al lado sobre una manta de cashemir, es tan sensacional que merece ser usado como perfume de cuerpo. La idea de que un ambientador (versión spray) puede herirte la piel es completamente absurda.

Junto a Frederic Malle, Hermessence (en la era de Jean Claude Ellena), Francis Kurkdjian y L’Artisan Parfumeur, Diptyque es la marca ya clásica más importante, distinguida y meritoria de un sector en el que no siempre el rigor, la creatividad y la calidad han sido los exigibles a tan altos precios.

En Barcelona, la tienda Diptyque está en Provenza 292. En Madrid, en Claudio Coello, 85.