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La polarización republicana y demócrata en torno a la gastronomía

En EEUU se ha demostrado que la ideología dictamina de alguna manera los gustos culinarios.

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La sociedad estadounidense continúa dividida, a pesar de haber elegido a Trump como el nuevo presidente de EEUU. Sin embargo, tras esa batalla ideológica entre Trump y Harris, que persistirá para siempre, como la de entre los republicanos y los demócratas, existe también una polarización relacionada con la alimentación. Una dicotomía entre la política y la gastronomía que Estados Unidos lleva estudiando desde hace mucho tiempo, y que sus resultados siguen teniendo relevancia en la era actual.

En este sentido, la comida rápida en concreto es la que adquiere una mayor relevancia por dividir y unir a la vez a todas las clases políticas por igual: una polarización que precisamente se reflejó en un artículo de Washington Post.

Siguiendo el rastro de la financiación dentro de la política y las invitaciones entre políticos y regalos, los periodistas del medio analizaron datos de la Comisión Electoral Federal sobre el gasto de las campañas de Donald Trump-JD Vance y de Kamala Harris-Tim Walz en comida. ¿Dónde comen las altas esferas políticas? Pues bien, no muchas veces en restaurantes de alta cocina o clubs exclusivos, sino en muchos restaurantes de comida rápida.

Los resultados reflejaron que los republicanos habían invertido más en Walmart, McDonald’s y Chick-fil-A, una cadena estadounidense de pollo frito. Mientras tanto, los demócratas se decantaron por Starbucks, ¡Le Pain Quotidien! y Panera Bread. En este sentido, y aunque pueda parecer controvertido, las clases bajas o populares vinculadas a los partidos demócratas parecen frecuentar lugares más elitistas, mientras que los republicanos y ricos como Trump prefieren McDonalds.

En cuanto a la relación entre los gustos espiritosos y las tendencias políticas, se vinculó el vino con el progresismo y/o con el votante demócrata; mientras que la cerveza se asoció al partido republicano. Los demócratas, siguiendo los resultados, se enmarcaron asimismo bajo la sofisticación decantándose por bebidas como el vodka, el ron o el tequila; así como por vinos como el Pinot Grigio.