Haz clic aquí para leer la versión en inglés.
El restaurante, situado a pie de calle, cuenta con un sofisticado diseño de inspiración mediterránea firmado por el estudio londinense Sagrada. Allí, sobre su suelo conformado en base al trencadís, se predisponen una serie de mesas sobre las que se sirve la elevada reinterpretación castiza del chef Oliver Peña; que cuenta con una trayectoria estelar en restaurantes como elBulli Hotel, Enigma o 41º Experience.
El chef barcelonés eleva aquí el concepto de tapas y platillos tradicionales de la mano de Loreno Cavazzoni, que forma parte de la dupla gastronómica para ofrecer su giro creativo -con guiños italianos- a la propuesta basada en recetas clásicas nacionales.
‘Tenemos la suerte de estar rodeados de mercados locales excepcionales, y siempre que sea posible trabajaremos con pequeños productores para ofrecer ingredientes km0, explica Oliver Peña acerca de su concepto sostenible. ‘Nuestro compromiso es presentar lo mejor del producto local en su momento óptimo. En este sentido hemos diseñado una carta de comida honesta y sin pretensiones, cuyo único objetivo es hacer feliz a nuestros clientes.’
Entre los ingredientes estrella de Can Bo destacan el pollo de payés de la Cerdanya, las alcachofas de el Prat, los salmonetes de la costa de Barcelona, los mejillones y canyuts del Delta del Ebro y las fresas del Maresme, entre otros.
El menú se orquesta en torno a tapas frías que incluyen el puerro al carbón con romesco o el salpicón de serviola con chips, y tapas calientes con elaboraciones como la croqueta de pollo a la catalana, el roll de pulpo frito con mojo rojo o la tortilla de patatas hecha al momento.
‘Hemos elaborado un menú de bocados clásicos y sabores fácilmente reconocibles, añade Lorenzo Cavazzoni. ‘En algunos platos, he querido rendir homenaje a mi cultura italiana, combinando ingredientes de forma sutil y equilibrada, como en la tapa de presa ibérica ‘tonnata’, las alcachofas ‘cacio e pepe’ o los raviolis ‘plin’ de ossobuco.’
Acompañando la propuesta culinaria, se sirve una carta enológica con 150 referencias de vinos seleccionados por su sommelier Amador Marín, que abarcan desde bodegas locales y nacionales hasta etiquetas internacionales, con especial énfasis en los vinos franceses e italianos.
