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La muestra de queso más antigua del mundo, oculta durante siglos, en realidad se trataba de un kéfir que ha ido ‘curándose’ con el paso del tiempo. Esa transformación ha sido detectada por un grupo de investigadores que ahora dispone de la innovación científica y la tecnología necesarias para haberla detectado. Y es que, hace dos décadas, cuando los arqueólogos descubrieron en las momias chinas de la cuenca del Tarim el producto lácteo en momias, aún no disponían de ella.
Ahora, el equipo de la Academia de Ciencias de China ha logrado por primera vez extraer y analizar el ADN del que ahora es considerado el queso más antiguo del universo, que reescribe, a su vez, la historia del origen del kéfir.
La nueva investigación, publicada en la revista Cell, arroja asimismo luz sobre la evolución de las bacterias probióticas gracias a la recuperación del ADN de los microorganismos de las muestras de productos lácteos, las cuales confirmaron que las sustancias blancas eran queso kéfir. En este sentido, descubrieron que las muestras contenían especies bacterianas y fúngicas, entre ellas Lactobacillus kefiranofaciens y Pichia kudriavzevii, que se encuentran comúnmente en los granos del kéfir actual.