La fama les alcanzó de abuelas: ellas son las nonnas italianas, que con más de setenta años -algunas incluso rozan los 100- son estrellas del streaming con miles y millones de seguidores. Si no te lo crees, prueba a teclear Pasta Grannies, Nonna Violeta, Nonna Silvi, Nonna Natalina o Nunzia Caputo. Para ellas, un ravioli hecho a mano o una salsa familiar secreta son arte y memoria.
Sus cocinas huelen a levadura, a guanciale, a harina y a parmesano. Usan sémola, huevos de sus gallinas, especias de los balcones y hortalizas de sus huertos; se manchan las manos, tienden y prensan la pasta con maestría, ríen a carcajadas y celebran la comida como algo placentero y sagrado para juntar a seres queridos, reírse, charlar y saborear. En una época individualista y acelerada, sus vídeos dan ganas de comer y de vivir.
RECETAS ANCESTRALES “ONLINE”
La cocina italiana se caracteriza por ser un crisol de influencias –griegas, romanas, etruscas, árabes o españolas–, por la diversidad de sabores y texturas y por la altísima calidad de los ingredientes locales. Las nonnas la conocen al dedillo y lo cuentan como lo haría nuestra abuela: con amor, con paciencia y con disfrute. Cocinan sin prisa y rescatan del olvido platos manuales tan curiosos como los filindeu –los “Hilos de Dios” de Cerdeña–, los maccheroni a descita de Puglia –rellenos de sepia y acompañados de pan crujiente–, los rarísimos ravioli lombardos pì fasacc –que parecen “bebés envueltos” en sus cunas–, o los anolini, pasta rellena –de carne, canela, chalota y vino tinto, por ejemplo– de la que cada familia de Parma tiene su propia versión.
Sol, la nieta de La nonna Violetta – con 92 años y 137.000 suscriptores en YouTube– cuenta que su aventura comenzó en plena pandemia. La buena recepción de las recetas en un grupo de Facebook local las instó a colgar sus vídeos a YouTube para que la familia y otras personas pudieran disfrutar del recetario tradicional. Esta carismática y risueña cocinera nació en Fossacesia (Chieti), pero reside desde 1954 en Argentina. Sus fogones se empapan de ambas culturas.
“Hoy siente que cumplió un sueño y que la edad no importa, aunque sigue sin poder creer que tanta gente la quiera tanto y por algo tan sencillo como su cocina”, narra Sol, emocionada.
Otro icono de la red es Nonna Natalina –que suma 3,7 millones de seguidores–, que debutó con su primer vídeo en marzo de 2022, cuando su sobrino la grabó haciendo tagliatelle. “Estoy muy orgullosa de ser toscana y de poder compartir mis pasiones”, relata, feliz con la nueva experiencia. Desde su casa de Sansepolcro, se ha convertido en una rockstar de la cocina en TikTok: recetas como la de sus raviolis superan los 54 millones de visitas.
La tecnología ha demostrado ser una aliada para que la preparación de miles de dulces, pastas, salsas o carnes no caiga en el olvido. ”Para mí es fundamental transmitir tradiciones antiguas a las nuevas generaciones”, indica Nonna Natalina.
La cúspide del furor que desatan es el canal de YouTube de Pasta Grannies, activo desde 2014, en el que Vicky Bennison da voz a decenas de abuelas octogenarias y nonagenarias en torno a la pasta, piedra angular de Italia con miles de versiones que varían según la latitud, el pueblo e incluso, la familia.
TEMPLO DIGITAL DE LA PASTA
La historia de Benninson es singular: trabajó en proyectos de desarrollo en Siberia, Sudáfrica o Turkmenistán, y se lanzó a escribir sobre sus aventuras culinarias, como cuando cocinó estofado de cebra cerca del lago Turkana en Kenia. Es autora de las guías gastronómicas The Taste of a Place, biblias para encontrar buena comida y buen vino en Corfú, Mallorca o Andalucía. Pasta Grannies es su homenaje a la pasta y a las nonnas.
Cada viernes por la tarde, Bennison –que vive a caballo entre Londres y La Marche– sube nuevo vídeo. El canal roza los 60 millones de visualizaciones en una década.
Puesto que “cada maestrilla tiene su librillo”, su espacio virtual alberga los secretos de las aceitunas rellenas fritas, la lasaña siciliana, los gnocchi con albóndigas, los tagliatelle al ragú de cerdo, el cassatelle in brodo –una inusual pasta endulzada con limón y escalfada en un caldo de pescado con ajo–, o los cappelletti con nata y speck, el jamón ahumado de Tirol con un distintivo sabor a enebro.
Tras cinco años de entrevistas y grabaciones lanzó el recetario de PastaGrannies, con más de 200 platos diferentes, “desde los ñoquis con queso y mantequilla de las montañas del norte hasta las salsas a base de tomate de la huerta servidas con pasta nudosa y retorcida del soleado sur”, reza su contraportada. Se convirtió en un bestseller de fama mundial.
A este le siguió Cocina con la nonna, otro recopilatorio en papel de recetas tradicionales con alma e historia que, además de la pasta, incluye pizzas, pasteles y tartas, arroz y legumbres, lácteos y hierbas, frutos secos y especias. Ahora está ultimando un tercer libro.
El perfil de los seguidores de estas nonnas es muy variado. Los espectadores son hijos o nietos de italianos que, en palabras de Nonna Violeta, “vuelven un ratito a sentir el amor de sus abuelos o padres”. Pero también hay miles de nuevos fans que simpatizan con la gastronomía mediterránea, aunque no estén familiarizados con ella. “Sabía poco de las redes sociales pero me gusta mucho hablar con todos mis nietos virtuales. Los amo”, señala Nonna Natalina.
¿Qué comerían ellas una y otra vez? Sol, la nieta de Nonna Violeta, dice que la receta favorita de la gente es la pizza, pero la de su abuela son los fideos caseros cortados a la guitarra. Nonna Natalina adora por encima de todo la polenta de castañas, un plato típico de donde nació.
Las hay que incluso venden sus productos artesanales, como Nonna Silvi. En su tienda online puedes pedir desde cualquier parte de Europa salsas –como la amatriciana de tomate y tocino, o la puttanesca de anchoas, aceitunas y alcaparras–, cajas-degustación tanto dulces como saladas, galletas caseras, miel de flores silvestre o crema para untar de pistacho.
Otras nonnas abren las puertas de sus casas a la gente. En la hermosa Bari, Nunzia Caputo –apodada “la guardiana de la pasta”– ofrece un menú cocinado por ella en su hogar a precios populares, unos 15 euros por persona. Es la cuarta generación de su familia experta en preparar orecchiette, una curiosa pasta típica de Puglia similar a pequeñas orejitas y cuya textura rugosa retiene las salsas.
“Cuando mi madre nos daba el pan repartía amor”, dijo Joel Robuchon, el chef con 32 estrellas Michelín que revolucionó la alta cocina francesa. Lo mismo hacen estas abuelas, cuyo amor contagioso por Italia y sus viandas llega a cualquier rincón del planeta con solo darle a play.