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El Espresso Martini podría haberse convertido en el retrato líquido de nuestra generación. En la expresión de moda sincronizada con el frenetismo de vanguardia y la latente cultura de la mixología, que ha experimentado un salto abismal desde la esfera nicho hasta el núcleo del mainstream a lo largo de la última década.
El éxito y la omnipresencia de este sofisticado cóctel es evidente pero ¿cuáles son los verdaderos orígenes de la bebida del momento?
Todo empezó a principios de la década de los 80 en el Soho londinense. Allí el barman Dick Bradsell, ubicado en el centro de la incipiente industria británica de la coctelería, se vería sumido en una especie de epifanía. Combinando café, vodka y licor de café, crearía el primer Espresso Martini de la historia: una mezcla efervescente de la que beberían las personalidades de la época, haciendo agitar la escena clubber del país.
A lo largo de los noventa, el cóctel empezó a proliferar entre los bares londinenses con su infalible mezcla de cafeína, alcohol y azúcar hasta convertirse en la bebida emblemática del cambio de milenio consumida por los jóvenes artistas británicos, las estrellas del britpop o las modelos e it girls del momento.
En relación a sus orígenes, algo diluidos, se dice que Bradsell lo prepararía para una de las grandes modelos supernovas como Naomi Campbell o Kate Moss, la cual entraría en su bar para pedir ‘algo que le despierte y luego le pusiese a tono’. Como en toda leyenda, se desconoce si fue real o no.
Tras la pandemia, se sucedió el renacer del Espresso Martini. Un momento clave en el que, tras la represión colectiva, los consumidores empezaron a rendirle culto a esta creación hasta erigirla como la gran macrotendencia líquida de nuestra era, traspasando la luz azul de todas las pantallas del universo e instalándose en las cartas de las coctelerías o bares de todo el mundo. Una macrotendencia que ofrece a los nostálgicos un portal hacia el pasado y a las nuevas generaciones una bebida sofisticada con la que mantener la sobreestimulación contemporánea.