Madrid vive un excelso boom culinario, lo que la ha convertido en uno de los principales destinos gastronómicos más visitados del mundo, tanto por turistas nacionales como internacionales, que llegan deseosos por descubrir sus excelentes restaurantes, bares y posadas.
Algunos de ellos, centenarios, parecen haberse parado en el tiempo, siendo testigos de episodios y momentos cruciales acaecidos en la historia de la Villa, y por sus mesas han pasado ilustres personajes como reyes, aristócratas, presidentes de Gobierno, estrellas del cine, escritores, artistas… Un gran elenco de comensales que han disfrutado los platos más castizos y las mejores recetas del pasado.
En Tapas hecho una selección de ocho posadas y restaurantes emblemáticos con sabores del pasado que si viajas a la capital española no puedes perderte por su historia, cultura y sabor.
Posada de la Villa (1642)
Según cuenta la historia, la primera vez que hay constancia de una taberna en Madrid data de 1642, cuando abrió sus puertas La Posada de la Villa, en el corazón del barrio de La Latina, en el que era el único molino de harina de la ciudad. En 1642 se trasformó en la primera posada de la Corte, donde se daba comida y alojamiento a todos los viajeros que visitaban Madrid, entre los que se encontraban vendedores, tratantes de ganado, cómicos, artesanos…
En algún momento del siglo XX perdió actividad y el edificio amenazó ruina, y fue el empresario Félix Colomo en 1981, quien lo compro, convirtiéndolo en un horno de asar. Y eso precisamente, el horno, es lo que primero vemos al entrar al restaurante, cuyo gran protagonista son las vidrieras de las ventanas coloreadas con el escudo de la posada. Su cocina conserva la lumbre baja a base de paja y leña de encina, donde sobresale los pucheros de cocido madrileño, el cordero lechal en horno de leña, así como por los callos a la madrileña o la gallina en pepitoria.
¿Dónde? Calle Cava baja, 9.
Casa Pedro (1702)
Sesenta años más tarde, en 1702, Pedro Guiñales fundó Casa Pedro. Actualmente lo dirige Pedro Guiñales y su hija Irene, séptima generación. Esta posada de arquitectura rustica de Fuencarral comenzó como casa de postas para los caballeros que salían de Madrid en dirección al norte. En todo este tiempo ha mantenido los antiguos muebles, y actualmente se ha convertido en uno de los referentes de la gastronomía madrileña.
En sus paredes se encuentran fotos de los ilustres clientes que se han sentado a sus mesas,como los Reyes Alfonso XIII y Juan Carlos I, así como nobles, políticos, científicos, escritores, artistas…, que han dejado constancia de su estancia en afectuosas dedicatorias que adornan sus paredes. Su especialidad es el rabo de toro estofado, las manitas de cerdo, los callos a la madrileña, los guisos de garbanzos con boletus y los asados de cordero y cochinillo.
¿Dónde? Señora de Valverde, 119.
Restaurante Botín (1725)
Pero no fue hasta el año 1987 cuando el Libro Guinness de los Récords reconoció que el restaurante más antiguo de Madrid, y ojo, del mundo, era Casa Botín, ubicado junto a la Plaza Mayor, en pleno Madrid de los Austrias. Abrió sus puertas en 1725 de la mano deCándido Remis, sobrino del cocinero francés Jean Botín. En el siglo XX cambio de propietarios, y fue la familia González quien se quedó el negocio, tercera generación. Este restaurante atraía a célebres personajes, como los escritores Benito Pérez Galdós, Truman Capote o Ernest Hemingway, y otros bohemios.
Incluso en algunos escritos afirman que el pintor Francisco Goya trabajaba en su adolescencia en este establecimiento como friegaplatos. De aquella época data el horno de leña, que hoy en día sigue en activo. Su especialidad es el cochinillo asado y el cordero, aunque también se pueden degustar otros platillos, como la merluza de pincho, lenguado fresco o almejas en salsa.
¿Dónde? Calle Cuchilleros, 17.
Taberna Antonio Sánchez (1787)
Conocida también como la taberna de los tres siglos, este local se remonta al año 1787.Más tarde, en 1884, lo compró, Antonio Sánchez. Ahora lo regenta Óscar Priego, segunda generación. Ubicado en el barrio de Lavapiés, esta taberna se conserva intacta desde su origen y era reconocida por sus encuentros sociales e internacionales, visitándolo autores de la Generación del 98, como Pio Baroja o el científico Gregorio Marañón. También era una referencia por su esencia taurina, y aún conserva cabezas disecadas de toros concedidas en el año 1902 y 1922, además de fotografías de algunos toreros conocidos de la época, como Frascuelo o Lagartijo. Su antiguo mobiliario sirvió como escenario de películas, como La flor de mi secreto, de Pedro Almodóvar.
En su carta trata de conjugar los platos más tradicionales de la época con productos y elaboraciones actuales, que van desde la alcachofa glaseada con huevos fritos de codorniz, hasta el cocido madrileño, pasando por el rabo de toro estofado o su sopa castellana. Y entre los postres sobresale sus reputadas torrijas, de las que se dice que el rey Alfonso XIII y su familia las solicitaban a diario para desayunar.
¿Dónde? Calle Mesón de Paredes, 13.
Restaurante Casa Alberto (1827)
En la puerta roja de la calle Huertas 18, en el emblemático barrio de las Letras, se encuentra Casa Alberto, fundada en el año 1827. De aquel tiempo es el edificio actual, construido sobre otro anterior, de mediados del siglo XVI, que fue donde vivió Miguel de Cervantes, entre 1613 y 1614, y escribió sus dos obras maestras: la segunda parte de El Quijote y Los trabajos de Persiles y Segismunda.
Su decoración cuenta con varios objetos de sus diferentes épocas, por lo que para muchos es también un museo sobre la historia de Madrid. Por su comedor han pasado numerosos artistas, escritores, toreros o políticos, como Enrique Tierno Galván, alcalde de Madrid. Su cocina es una buena muestra de que la tradición gastronómica no está reñida con una presentación de vanguardia. Entre especialidades sobresalen el rabo de toro estofado, las manitas de cordero, el bacalao a la madrileña o la perdiz en escabeche.
¿Dónde? Calle Huertas, 18.
Restaurante Lhardy (1839)
En Plena Carrera de San Jerónimo, cerca de la plaza de las Cortes, se encuentra Casa Lhardy, fundado en 1839 por Emilio Huguenin. Gran parte de la historia de la capital se ha tramado en su interior, bajo sus pulcros salones, mantienen prácticamente intacta su imagen de antaño. Por él han pasado la reina Isabel II, políticos como Primo de Rivera o Niceto Alcalá- Zamora, o escritores como Benito Pérez Galdós, Azorín y Ramón Gómez de la Serna.
Su carta se ha ido actualizando a lo largo de su existencia, aunque en ella se mantiene tres elaboraciones típicamente madrileñas que han adquirido en sus fogones rango estelar: el cocido madrileño, los callos a la madrileña y los riñoncitos alJerez. Aunque desde que se puso al frente el grupo Pescaderías Coruñesas han incorporado nuevos platos, como la Perdiz en escabeche, el salpicón de bogavante o el solomillo Wellington.
¿Dónde? Carrera de San Jerónimo, 8.
Casa Labra (1860)
Casa Labra, ubicada en el centro de Madrid, en la calle Tetuán, otrora denominada de Los Peregrinos, permanece inalterable desde su fundación, en 1860, convirtiéndose en una parte viva de Madrid. Una antigua fachada que mantiene la decoración de antaño,con paredes revestidas en el salón y la barra metálica, fueron testigos el 2 de mayo de 1879, de la fundación del actual Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de manera clandestina por un grupo de trabajadores e intelectuales dirigido por Pablo Iglesias Pose.
El acontecimiento queda rememorado en una placa de bronce en su fachada. En el año 1947 es adquirida por la familia Molina, sus actuales propietarios. Entre sus elaboraciones inspiradas en la cocina castellana tradicional destacan su tajada de bacalao y croquetas del mismo nombre o sus famosas banderillas de atún en escabeche.
¿Dónde? Calle Tetuán, 12.
Gran Café Gijón (1888)
Para acabar este recorrido por los restaurantes históricos de la Villa, qué mejor que hacerlo en el Gran Café Gijón, fundado por el emprendedor gijonés Gumersindo García,en 1888, en el Paseo de Recoletos. Desde 2012 lo dirige José Manuel Escamilla.
El local estaba dividido en dos partes: en uno de los lados se servía el café a los clientes que llegaban en carruajes hasta la puerta, y en el otro lado estaban las cocheras. Conocido por sus tertulias literarias de la época, durante décadas fue un símbolo y referente de los intelectuales más ilustres: Pio Baroja, Pérez Galdós, Valle- Inclán o Romero de Torres. En 1949 el actor Fernando Fernán Gómez instituyó el Premio Café Gijón para Novelas Cortas. Tras diversas vicisitudes y algunos años de olvido, en 1989 paso a ser considerado de novela larga. Entre las sugerencias del chef destaca los callos del Gijón, las gambas Blancas de Huelva al ajillo o las zamburiñas estilo Yokohama con setas shitake.
¿Dónde? Paseo de Recoletos, 21.