Darse una vuelta por las redes sociales es descubrir cuentas inspiradoras, creativas, informativas, pero también es destapar del pozo de las críticas y descubrir el verdadero sentido del ‘hate’. Por eso postear es ya casi un acto heroico para el que hay que estar preparado, porque nunca se sabe dónde puede surgir la polémica. Una batalla virtual en la que Oatly está más que curtida, ya que se ha enfrentado a todo tipo de comentarios sobre su vinculación con los lobbies, la faceta capitalista o los supuestos ingredientes tóxicos o poco saludables que utilizan para producir sus bebidas de aven. Así que, como lo contrario es sentirse desbordado por la avalancha de críticas, la compañía sueca decidió convertir la fuerza de la tormenta en viento de cola. Y no se les ha dado nada mal.
Para desempeñar esta labor ha sido fundamental contar un equipo de community managers que se sirven cada día de dos ingredientes fundamentales: litros de humor y puñados de paciencia. Así, su estrategia se centra más en señalar las acusaciones que en ocultarlas o sermonearlas, para así crear un diálogo y discutirlo públicamente.
Como ejemplo práctico, tenemos la polémica sobre la venta de los desechos orgánicos vendidos a las granjas de cerdos que muchos criticaron por contribuir al negocio de la carne animal en lugar de hacerlo a la del vegetal. Una lluvia de desacreditaciones a la que Oatly enfrentó comentando lo siguiente: «Estamos hablando de más de 100.000 toneladas, no hay tantas granjas benéficas. No es fácil encontrar alternativas de aprovechamiento. En algunos lugares de Estados Unidos, al menos es posible convertir una pequeña proporción de los residuos de avena en energía”.
Esta es la esencia de Fckoatly.com donde se recogen todas estas polémicas para que el lector encuentre entretenimiento en ellas y, por qué no, información. Así como la de OatlyFans, un foro comunitario en el que la gente puede publicar comentarios amistosos y útiles, además de preguntas más detalladas, dándole así la vuelta a la tónica habitual de estos espacios. Porque ante la ofensa, nada como un buen ataque lleno de humor, amor e información para transformar lo tóxico en útil.