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Tras controlar la narrativa e incluso trascenderla en el mundo del streetwear con su marca The Hundreds, Ben Shenassafar pretende ahora generar el mismo impacto en el sector de la restauración.
Como muchos sabrán, este acto no se trata de una incursión. Y es que, Ben ha logrado durante los últimos años erigirse como uno de los grandes referentes de la escena gastronómica de L.A; tanto por sus catas y contenido culinario viral así como con la creación de su propio festival de comida ‘Family Style Food Festival’ en el que conecta sus dos grandes pasiones: la moda urbana y el street food.
Además, Hundreds presentó el programa llamado Big Appetite de Tastemade en el que llevaba a los espectadores por sus ciudades favoritas en Estados Unidos para ofrecer una visión insólita de la intersección entre la comida y el arte.
The Benjamin Hollywood
Todas esas experiencias en la gastronomía se fusionan ahora para sentar las bases de su nuevo proyecto, creado en colaboración con Jared Meisler de The Roger Room, el coctelero Nathan Oliver, y la estratega culinaria Kate Burr de la agencia de consultoría A La Mode.
‘Jared vino a verme en octubre para enseñarme un espacio que le gustaba. Entré y supe que era el adecuado. Medio año después estoy listo para anunciar mi primer restaurante, @thebenjaminhollywood’, reza en su Instagram.
El empresario abre hoy 25 de junio las puertas de su primer restaurante en Los Ángeles llamado The Benjamin. Y lo hace sobre un escenario, cuanto menos, artístico: un edificio de estilo Art Déco de los años 20 en Hollywood en el que su personal enfundado en looks de The Hundreds servirá una elevada reinterpretación del lujo de los clásicos americanos.
Cirelle se ha encargado entonces de diseñar la propuesta culinaria con platos como cócteles de gambas o alitas de pollo y ensaladas. En ella, incluso Ben Shenassafar tiene su propia hamburguesa: La Benjamin Burger, con salsa de nogal americano, cebolla a la parrilla y pepinillos caseros. Otros de los platos clave del menú serán la tira de Wagyu de la casa y el branzino asado con chimichurri rojo con los que culminar la experiencia con postres como la tarta de zanahoria o el pudin de caramelo.
Oliver, por su parte, ha desarrollado una amplia carta de bar que ofrece un giro innovador a los cócteles clásicos con ingredientes de temporada que acabarán de alimentar este proyecto creativo estructurado en torno a un comedor de 58 plazas y un bar de 15 plazas.