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La corporación agroalimentaria presidida por Jaume Alsina Calvet cerró el pasado ejercicio con un ligero retroceso en su facturación anual. Sin embargo, registró un incremento en sus beneficios, en concreto del 17%.
Tras haber experimentado recortes en sus ventas del 2,6% durante 2023, la compañía leridana no pudo alcanzar su objetivo enmarcado en los 3.000 millones de ingresos. Una caída justificada por el antiguo grupo Guissona por el descenso de los precios de la gasolina y la comercialización de los volúmenes de litros, así como por la menor producción de pienso.
Todos esos factores influyeron negativamente en la facturación, incidiendo en el sector de ingeniería y servicios, alimentación y sanidad animal, y servicios agropecuarios.
A pesar de su reducción en ventas, la división de alimentación humana, que representa el 53% del negocio, elevó su facturación un 9,8%, hasta alcanzar los 1.447 millones de euros. El grueso de esta cifra corresponde a las ventas de la cadena bonÀrea, que ascendieron a 1.182 millones y subieron un 11%. Según la corporación, esa evolución positiva del negocio de alimentación humana es la que logró mejorar el beneficio neto, que alcanzó los 81,30 millones de euros.
En cuanto a las previsiones futuras de bonÀrea, que cuenta con 574 establecimientos repartidos en ocho comunidades autónomas y Andorra, el grupo prevé invertir en 23 aperturas a lo largo de 2024, lo que le permitirá acercarse a su objetivo de apertura de 600 tiendas en un futuro próximo.