Con 7.000 años de historia y un clima envidiable, las islas maltesas (Malta, Gozo y Comino) ofrecen infinidad de atractivos. Pasearlas es descubrir su arqueología, como el casco antiguo de La Valletta declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, su historia, los numerosos museos y obras de arte de la colección nacional y de los lugares Patrimonio de Malta, y edificios impresionantes como la Catedral de San Juan o el Palacio del Gran Maestre que sirven como fuente de inspiración y conocimiento. Cada rincón de este paraíso maltés habla de su rica historia y también del cine, porque aquí se rodaron películas míticas como Troya, Gladiator, Ágora o Juego de Tronos.
Pero ¿de qué nos habla su cocina? Resulta ser una fusión que representa los encuentros culinarios del ayer y del hoy porque es el reflejo del patrimonio cultural de diferentes civilizaciones con las que el archipiélago ha forjado algún tipo de relación a lo largo de la historia. Así, es famosa por ser el resultado de las influencias árabe, italiana, francesa y británica.
Gastronomía mediterránea, árabe y británica
Toda esta influencia tiene un por qué: la árabe viene del siglo IX, tiempo en el que esta isla fue territorio musulmán; la italiana es fruto de la cercanía con este país; y la británica por su pertenencia al Imperio británico durante muchos años. Una riqueza gastronómica –de esencia mediterránea que contrasta con los sabores especiados– que se materializa en recetas como los pastizzi, el asado de conejo, el pescado lampuki o el dulce Imqaret. Pero ¿sabes qué es exactamente cada uno de estos platos? Pasa y lee.
Pastizzi
Se trata del desayuno más popular de Malta, que encuentra su origen en la cocina turca. Esta empanadilla se elabora con ricota, carne, pasta de guisantes y hojaldre para convertir la primera comida del día en una inyección de energía. Se puede encontrar en cualquier panadería, bar, puesto callejero o pastizzeria.
Asado de conejo
Surgió por pura necesidad, ya que durante la época medieval los habitantes de Malta se vieron obligados a cazar este animal para subsistir. Y de ahí hasta dar con el stuffat tal-fenek, uno de los platos más emblemáticos de la isla. Se cocina como un guiso al que se le añaden patatas, guisantes, cebollas, zanahorias, ajo, aceite de oliva, caldo de carne y vino tinto. Y se condimenta con orégano y laurel.
Lampuki
En cuestión de cocina del mar, el lampuki es uno de los platos marineros más famosos. Similar a la dorada, se prepara de forma muy sencilla con hierbas aromáticas, vino blanco y después se cocina a la brasa, al horno o en pastel de hojaldre acompañado de verduras. El lugar para probar los mejores lampukis es el pueblo pesquero de Marsaxlokk.
Imqaret
Terminamos con un toque dulce y aquí de nuevo la influencia árabe es inconfundible. Este pastelito, popular en celebraciones y fiestas tradicionales, se rellena con dátiles, especias y cítricos, y se come recubierto de miel acompañado de helado.
Además, twistees (bocadillos con queso), gbejniet (quesos elaborados con leche de oveja), soppa tal-armia o sopa de viuda (con huevo escalfado), bragioli (rollos de ternera rellenos y estofados en vino) o timpana (pastel de macarrones al horno) terminan de acompañar al viajero en este recorrido gastronómico.
Cabe destacar la ftira maltesa, un auténtico tesoro de su cocina que tiene su origen en la antigüedad, cuando Malta era conocida como Melita. Patrimonio Inmaterial por la UNESCO, su nombre quiere decir ‘pan sin levadura’ y se elabora con harina de trigo, agua, sal y aceite. El reposado es lo que le da a esta rosquilla la textura crujiente por fuera y la esponjosidad de la miga. Y hay tantas versiones como regiones tiene el país, por eso se puede encontrar con queso de cabra, huevo, jamón, aceitunas o tomates secos.
Seis estrellas Michelin que redefinen las expectativas
Todos estos sabores tan característicos que plagan la despensa maltesa se ven enaltecidos en los restaurantes galardonados con estrellas Michelin, auténticas joyas del lujo culinario. Uno de los más destacados es De Mondion, ubicado en el corazón de la ciudad de Mdina. Aquí se combinan los sabores del mediterráneo con las técnicas culinarias innovadoras. El cochinillo es un imprescindible. Noni, en la capital, es otra parada que no se puede pasar por alto, donde son protagonistas los ingredientes frescos y locales, y la creatividad envueltos en una elegante atmósfera.
Seguimos para bingo y lo hacemos desde ION Harbour, recientemente galardonado con dos estrellas Michelin (las dos primeras de Malta), donde Alex Dilling utiliza ingredientes sostenibles para adaptarse al clima maltés y firma delicias como el besugo de las costas próximas del sur o el pato curado 14 días. Además, son muy recomendables Rosami, en la Villa de St Julians (con una estrella Michelin), AYU de Gzira, que luce un Bib Gourmand y la experiencia única de Dinne in the Sky Malta, con la que 22 comensales disfrutan del fine dining a 40 metros de altura.
Para disfrutar del pescado y marisco como nunca, Under Grain de Victor Borg –que también regenta Grain Street, de influencia italiana–; en Bahía, Tyron Mizzi practica el estilo contemporáneo centrado en ingredientes locales; y en Fernandõ Gastroteque se puede degustar un cerdo confitado con avellanas y extracto de whiski que quita el sentido. Propuestas que dejan constancia del potencial gastronómico del país.
Además, la Guía Michelin recomienda cinco nuevos restaurantes: Terroir en Ħ’Attard, One80 en La Valeta, Kaiseki en La Valeta en Malta, así como Level Nine by Oliver Glowing en Mġarr Harbour y Al Sale en Xagħra, ambos en Gozo. En total son 40 los establecimientos incluidos dentro de la reputada guía francesa, algo que hace visible la imponente escalada de la gastronomía maltesa dentro del panorama gastronómico internacional.
En palabras del director internacional de las Guías Michelin, Gwendal Poullennec: «Este año se marca un hito en la historia de la Guía Michelin de Malta, con el anuncio del primer restaurante con dos estrellas Michelin de la selección, poniendo de relieve el compromiso de los profesionales por ofrecer lo mejor a sus comensales. Los inspectores también observaron que el espíritu culinario maltés está evolucionando y volviéndose cada vez más dinámico e innovador. Los chefs se centran ahora en la gastronomía local, poniendo de relieve la economía agrícola de la isla y consolidando así un enfoque más sostenible de la cocina maltesa. Junto a los restaurantes aparecen pequeños huertos que permiten a los chefs aprovechar productos locales con sabor mediterráneo».
¿Sabías que…? Taste History se especializa en crear experiencias gastronómicas privadas para grupos corporativos y de incentivos. Estos eventos se celebran en lugares exclusivos, lo que le añade un toque de singularidad a cada encuentro. Así, se profundiza en la historia de cada plato para convertir la comida en un viaje memorable a lo largo de la historia culinaria maltesa. |