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Idilio se presenta como un espacio culinario creativo conectado por el trasfondo emocional de sus creadores. Ellos son el chef Ricardo Navarro, el sumiller Alejandro Vivas y el periodista Miguel Pich: tres amigos que decidieron unirse para abrir un proyecto en el que demostrar su amor colectivo por la cocina y el vino. Una sinergia con la que pretenden redefinir la escena culinaria de la isla a través de su filosofía hedonista de barrio.
El proyecto encumbra la cocina mediterránea y el vino natural bajo una visión sibarita y/o sofisticada, pero con tintes humildes que atraviesan todo el concepto. ‘Nuestro mayor esfuerzo y talento va dirigido a que la relación calidad/precio/placer sea extraordinaria y accesible a nuestros vecinos y colegas de profesión’, expresan sus fundadores.
Tanto Alejandro como Ricardo, amigos desde la infancia, cuentan con una extensa experiencia y formación gastronómica que han ido adquiriendo en diferentes bodegas y restaurantes de referencia como el Cap Rocat, Grupo Paraguas, Martín Berasategui, Marc Fosh, Antica Corte Pallavicina o el Mirador de Ulía.
Mientras tanto, Miguel, que ha viajado por todo el mundo, trabajado como cocinero y camarero en Latinoamérica, cuenta con un enfoque amplio del mundo de la hostelería; que traslada ahora a este nuevo universo abierto por pura devoción. Él se encarga de la dirección comunicativa, y de trasladar verbalmente todo lo que sucede en IDILIO Palma, situado en la Calle de Antoni Frontera, 12.
Una propuesta auténtica de alta gastronomía
Idilio se concibe como una casa de raciones en la que los platos están pensados para compartir en un mismo ritual en torno a la mesa. Aquí la tradición se reinterpreta a través de elaboraciones como las bravas, las puntillitas fritas o los guisos con un profundo toque personal. Aunque su gran especialidad sea el arte de las brasas con el que presentan carnes ahumadas preparadas durante 5 días con la finalidad de conseguir el sabor y la textura deseadas. Éstas se sirven de manera escultural en el centro de la mesa, apiladas en una torre rodeada de diferentes salsas, ensalada, pan y pepinillos. Finalmente, sus pescados como la fritura de pescado, el taco de atún o la brocheta de rape a la brasa acaban de enfatizar y elevar su propuesta de ‘hedonismo de barrio’ estimulada en torno al placer y a la conexión social.
Esa experiencia de lujo, alejada de la extravagancia, la maridan asimismo a la perfección con su curada selección musical de vinilos, y su carta de vinos que cuenta con 130 referencias que irán evolucionando y ampliándose a lo largo del tiempo respetando sus propiedades ecológicas, limpias y frescas.