La “oveja negra” de los ajos, no es tan popular como sus hermanos blancos, pero eso no quiere decir que sea peor. Incluso podría tener mayores beneficios antioxidantes que los ajos comunes blancos.
¿No te gusta el ajo? No has probado el ajo negro. El sabor quizá ni te recuerde al blanco, tiene la misma forma, pero no coincide ni el color ni el gusto, aunque sí la intensidad. Una mezcla entre dulce y salado que a algunos les recuerda al regaliz, pero no tiene nada que ver con esta planta. También existen otros que lo identifican con la pasas de ciruelas, aunque no tenga tampoco relación con esta fruta.
El ajo negro es la versión fermentada del ajo que conocemos como “normal”. Por lo cual, todos los beneficios que actualmente ya conocemos del ajo, se ven multiplicados en el ajo negro. Con la fermentación, la grasa se reduce, aumentan los oligoelementos, las proteínas y las vitaminas.
Además, para las personas que tengan problemas de estómago, el ajo negro es mucho más suave, tanto en su sabor como para el aparato digestivo. Digamos que el ajo negro no “repite” tanto como el blanco. Por lo tanto, es más fácil de digerir.
El ajo negro es antioxidante, ayuda al sistema inmunológico, a nivelar la tensión y el colesterol. Por lo que está recomendado para las personas que tengan más problemas de salud en estos aspectos.