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El famoso chef gerundense Jordi Roca, es uno de los reposteros con más reconocimientos a nivel mundial. Su restaurante, El Celler de Can Roca, cuenta con tres estrellas Michelín y ha sido reconocido como uno de los 50 mejores restaurantes a nivel mundial por la revista ‘Restaurant‘. Esa misma revista le nombró como mejor pastelero del mundo en 2014.
A pesar de que sufre desde hace 7 años una enfermedad que le ha producido afonía, no le ha impedido hacerse un hueco tanto en redes sociales como en televisión y ahora es una figura reconocible del panorama audiovisual. En 2018, Netflix estrenó un episodio dedicado a Jordi Roca en la serie ‘Chef’s table‘.
Su fruta favorita
La última aparición telvisiva de Jordi Roca ha sido en el conocido programa que presenta David Broncano, La Resistencia, en Movistar+. Allí, el chef respondió sin tapujos a las preguntas del humorista.
Broncano quiso saber cuál era la fruta favorita de un chef tan reconocido como Jordi «si tuviera que escoger una» para el resto de su vida. Una pregunta que obligó a pensar a Jordi, porque no había escogido nunca una en concreto.
Mientras que el colaborador del programa Grison contaba que su preferido era «el níspero costeño» porque «sabe café». El chef finalmente conteste que él prefiere «como fruta el cacao». David Broncano le contesta que no es «no es una fruta», pero Jordi insiste que sí, y finalmente Grison apostillas: «Pero si viene en un bote».
El postre más estrambótico
Jordi Roca también ha hecho postres que son un trampantojo, es decir, que parece lo que no son. «Hice una vez un Tampax«, cuenta el chef. El postre que hacía «era un Bloody Mary sin color», y el tampón «tenía colorante». Realmente, lo que parecía un tampón era «azúcar con un hilo» y cuado se hundía en el cocktail, se ponía rojo.
No es el único postre que ha hecho de estas características. También lo hizo con un preservativo: «Era un condón, lo bañaba en gelatina«, y después «lo rellenaba de la crema de chocolate blanco con yogur». Y decía que era «un rollito de primavera». Eso sí, el mismo lo describe como algo «muy desagradable» y que solo hace para amigos, «nunca» en su restaurante.
