Ibiza no es solo fiesta y entretenimiento, es gastronomía y cultura y es hora de desestacionalizarla. Ibiza se está convirtiendo en una de las islas más ricas del país más rico del mundo, en una meca culinaria, cada vez más indispensable, donde se puede degustar desde comida tradicional local hasta tendencias más modernas de chefs de primer nivel. Su respeto y pasión por el producto ibicenco es una máxima que nos hemos encontrado en cada restaurante, primando su consumo por encima de la importación y, siempre, respetando las temporadas.
Con la temporada a punto de terminar, os recomendamos una selección de restaurantes en los que disfrutar de la mejor gastronomía nacional para expremir al máximo la isla en tan solo 48 horas.
Día 1. Comida: Casa Maca
A unos minutos del centro de Ibiza se esconde un hotel rural con 300 años de antigüedad. El lugar perfecto para hospedarse estas 48 horas, pudiendo elegir entre diez villas individuales de estilo tradicional y teniendo a toda tu disposición sus espacios e instalaciones naturales. Casa Maca es un lugar muy versátil tanto para veladas familiares como celebraciones románticas en la que, además, podrás comer con vistas al puerto de Ibiza y a la muralla de Dalt Vila. No nos hacía falta más para elegirlo como nuestra primera parada gastronómica.
Con Álvaro Ospina de jefe de cocina, Casa Maca destaca por el uso del fuego. La parrilla es el elemento clave de sus sabores mediterráneos, así como The Farm: el huerto del que recolectan gran parte de las frutas y verduras para las distintas elaboraciones.
De la carta destacamos los grill de berenjena con emulsión de miso blanco y piñones caramelizados, las alcachofas con piñones, el puerro con ajo asado, la coliflor, la mazorca de maíz con parmesano y totopos, el boniato con aceite de jengibre y tomillo, los espárragos con miso y zuke y el aguacate a la brasa.
Probamos su vacío de Black Angus argentino y el pescado del día, lubina, también preparada a la parrilla. Y de postre el caramel corn, un postre original con maíz, caramelo salado y macadamia. Los precios rondan entre los 20 y 50€.
Día 1. Cena: Villa Mercedes
Unas de las luces más atrayentes que tiene el paseo marítimo de Sant Antoni son las de esta encantadora villa de playa reconvertida en restaurante. Todo aquel que pasee por el Passeig de la Mar girará la cabeza hacia esta otrora casa de verano construida en 1901, donde la tradición y la innovación marida de forma espectacular. Donde sus comensales disfrutan de su cocina acompañada de música en vivo y espectáculos al aire libre. Donde no sólo querrás volver por sus sabores, si no por el servicio.
Gran culpa de ello lo tiene su más de un siglo de historia, en el que, gracias a ello, se respira un claro aprecio por el producto ibicenco, prefiriéndolo frente a cualquier otro. Tanto por la calidad como por el respeto a los agricultores, ganaderos y pescadores de la zona.
Los sabores mediterráneos lo llevan por bandera y siempre a la vanguardia. Eso sí, quizás sorprenda con su apuesta por las brasas y carne como las chuletas de cordero lechal acompañados de frita ibicenca o la picaña de Angus asada en parrilla Josper. No es de extrañar, pues el chef argentino Iván Acquista, es el que dirige esta nueva etapa en el restaurante y cuyas influencias beben directamente del maestro Rafa Zafra, uno de los nombres salidos de El Bulli.
¿Que no has venido a Ibiza a probar carne? Sin problema, porque este año la dirección a la que han apuntado con el catalejo culinario no es otra que el mar y el puerto de Sant Antoni, para garantizar a los clientes la máxima frescura y prácticamente nula huella de carbono que dejan estos productos. El jefe de sala nos garantiza cómo toda la materia prima que se usa en el restaurante es de temporada e ibicenca bajo la estricta norma de que, si no hay producto autóctono, el plato se elimina directamente de la carta. Mientras, el carbón y leña siguen siendo protagonistas con los pescados, cocinados acompañados de sus jugos y salsas, como el lenguado, dorada o lubina a la brasa con guarnición de patatas fritas y padrón y boniato frito.
La impronta del chef argentino está más que clara en platos como la empanadita-caviar, toda una declaración de intenciones que la rellena de panceta de porc negre, aparte de las propias huevas. El plato estrella de Villa Mercedes que el propio chef nos confesó que fue el Génesis de la nueva carta, después del cual fueron confeccionando el resto.
En cuanto a las tapas para compartir y platos vegetarianos destacamos las croquetas de jamón gorgonzola y setas -el entrante más económico-, el carpaccio de gamba roja con puré de cebolla caramelizada -el más caro- o los muy aclamados huevos rotos con sobrasada ibicenca y miel de Ibiza o con setas. La ensalada de cherry, sandía y vinagreta de albahaca y pistacho triturado está preparada en esferas y los tomatitos, sin piel, por lo que de verdad diferencias en paladar cuál es cada vegetal.
Entre tantos bocados, el postre, al grano, tres opciones para cerrar la cena: cheesecake de matcha con galletas de mantequilla, el carpaccio de piña asada y coco y el flan cremoso de nata y dulce de leche.
Día 2. Comida: Cala Gracioneta
No se nos ocurre un chiringuito de playa mejor ubicado en esta zona. Cala Gracioneta aprovecha y respeta el espacio geográfico que le ofrece la propia cala para crear un local gastronómico de ensueño. Comer frente al mar siempre es una experiencia muy gratificante, pero Cala Gracioneta lo convierte en inolvidable.
Para compartir, probamos el salmón curado casero con emulsión de mango y pepino, berenjena a la brasa, sobrasada de cerdo negro con queso manchego y miel de la isla y calabaza asada con burrata y semillas garrapiñadas. Puesto que ayer comimos carne y pescado, esta vez nos decantamos por arroz como plato principal, porque… Cómo se puede ir a un chiringuito y no comer arroz. En este caso fue su arroz del mar, elaborado de forma tradicional y secado a la brasa con ingredientes locales.
Seguimos con la dorada a la brasa con guarnición de espárragos, aguacate y berenjena, también pasada por las ascuas, con sal negra ahumada por encima.
De postre, piña -adivinad cómo- a la brasa con mango y albahaca, y el cremoso de mascarpone con amarenas y crujientes. Todo ello alternando tragos del summer punch, con frutas tropicales, vainilla y cava. Un cóctel súper suave al que cabe añadir al picante Chacal, con cítricos y tomate, o el Bella Vita, con agua de coco, pepino, menta, jengibre y soda con un toque de limón.
Lo bueno de la cala a tus pies es que después de comer puedes cumplir tu deseo de probar el agua, sin duda, el último plato del local. Un agua clara y limpia que no tiene nada que envidiar a paraísos tropicales con el islote Sa Conillera atrayendo las miradas en el horizonte de este paisaje mágico.
Sus platos grill, una ambientación que respira auténtica esencia de Ibiza o, de nuevo, la mejor gastronomía de Kilómetro Cero hacen que Cala Gracioneta haya sido incluida esta temporada en la Guía Repsol.
Día 2. Cena: Sa Capella
Nuestra ruta termina en un lugar mágico o, según la leyenda, encantado. Sa Capella, una antigua iglesia no sacralizada del siglo XVI, reabre sus puertas de la mano de Grupo Mambo bajo la dirección de la familia Anadón, eje del que pivotan las mencionadas Casa Maca, Cala Gracioneta o Villa Mercedes, y que hemos tenido el gusto de recorrer.
El exterior de la capilla, donde se sitúa la terraza del restaurante, tiene una decoración rural adornada con velas y flores que sirven como preludio de lo que te encuentras en su interior. Una vez cruzas sus puertas, quedarás embriagado por una atmósfera única. La arquitectura original, la tenue iluminación y el olor a romero fresco recién quemado te prepara para la experiencia culinaria que vas a probar.
El restaurante ofrece comida mediterránea con producto local que combina tradición e innovación a la perfección. Además, hace al comensal espectador de la preparación gracias a su cocina abierta en todo un showcooking que no esperarías en un enclave así. Un santuario gastronómico que celebra la cultura y los productos ibicencos más frescos.
Para abrir boca, la coliflor asada con trufa y parmesano, y huevos rotos con caviar, eso sí, un plato fuera de carta. Seguimos con gamba roja a la parrilla de sal gorda y carpaccio de sirvia. Como principal, el rodaballo a la vasca con pimientos asados y verdura mixta de huerto a la brasa. Como colofón, no os podéis perder la tarta de chocolate con sal Maldon, AOVE y brandy, un equilibrio perfecto de dulce y salado, acompañado con un crujiente.
Terminamos nuestra ruta de dos días por Ibiza regocijándonos en la calidad de la gastronomía local, en el enlace entre la cultura mediterránea y sus vertientes más modernas, así como, de la maestría en el oficio de las brasas y en las ubicaciones privilegiadas de las que hemos sido testigos. Todo ello incomprensible sin el cuidado por la selección de los restaurantes de los productos Kilómetro Cero de la isla y de su amabilísimo servicio. Por descontado, un viaje necesario antes de que terminen con la temporada.
Una filosofía que Javier, Christian y Alan Anadón, cabezas del Grupo Mambo, llevan 30 años impulsándola con el respeto que se merece esta isla y con la meta de recuperar la magia que lleva décadas enamorando a turistas y residentes.