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Hace unos años ya se inició en Francia un debate para prohibir nomenclaturas relacionadas con la carne en productos veganos (algo parecido sí que se ha hecho efectivo con la leche y las bebidas vegetales. Para ello, sacó una ley de etiquetados que prohibía usar ciertos términos que definían productos de origen animal para nombrar productos de origen vegetal. Aunque estuvo un tiempo en vigor, el Consejo de Estado Francés la suspendió, argumentando que se había desarrollado en muy poco tiempo.
Desde entonces, el gobierno ha estado trabajando minuciosamente para redactar el proyecto ajustándose a las especificaciones que pedía el Consejo. Así, el Ministro de Agricultura francés, Marc Fesneau, afirmó que este nuevo decreto sobre productos como el ‘jamón vegano’ o el ‘filete de origen vegetal’ era por “una cuestión de transparencia y honestidad que responde a las expectativas legítimas de consumidores y productores”, y que no hubiera afirmaciones «engañosas» para con los consumidores.
El gobierno ha establecido la lista de términos que no pueden utilizarse para designar los productos alimenticios que contienen proteínas vegetales y también un listado de términos autorizados para designar los productos alimenticios de origen animal que pueden contener proteínas vegetales. Aunque, eso sí, este proyecto de decreto sólo aplicará a los productos fabricados y vendidos en Francia, y no a las importaciones extranjeras.
No más bacon ni jamón vegetal
En total se incluyen en la lista de 21 prohibiciones de nombres de carne para describir productos a base de proteínas, entre los que están términos tan cotidianos como ‘filete’, ‘escalope’, ‘costillas’, ‘jamón’ o ‘carnicero’. Además, hay otras 120 denominaciones más asociadas a la carne, como ‘salchicha’, ‘jamón cocido’, ‘nugget’ o ‘bacon’, que seguirán autorizadas siempre y cuando los productos no superan una determinada cantidad de proteínas vegetales, con porcentajes que oscilan entre el 0,5% y el 6% (que realmente es una cantidad muy baja).
Si todo va hacia delante con normalidad, este decreto entrará en vigor tres meses después de su publicación. La idea es dejar el tiempo suficiente para que las marcas puedan readaptar sus etiquetados. También han comunicado que probablemente darán la posibilidad a los fabricantes de vender todas las existencias de productos etiquetados antes de su entrada en vigor, hasta un año como máximo.
Como era de esperar, muchos activistas de los derechos de los animales han criticado esta propuesta, como Catherine Helayel, co-presidenta y portavoz del Partido Animalista, que mostró su indignación a través de Twitter: «En lugar de atacar las palabras, este gobierno debería atacar los males: el sufrimiento animal y humano, el calentamiento global del que la ganadería es en gran parte responsable… ¡qué desesperación!». Veremos cómo acaba este debate en Francia sobre los productos veganos.