Tan solo lleva dos años y medio en Madrid y ya es un experto en descubrir rutas de referencia gastronómicas. Ejemplo número uno, el lugar en el que Benno Gaessler, director general comercial de Mazda, nos ha convocado, el restaurante Cuenllas de Madrid. Lo que empezó como una modesta tienda de ultramarinos en 1939 es ahora, gracias a su cocina, una de las delicias del barrio de Argüelles. A este aleman de espíritu cosmopolita le conquistaron con el parmentier de tuétano asado, trufa, yema y huevo y, probablemente, algo tenga que ver la filosofía que el restaurante comparte con Mazda: la de apostar por un producto prémium. “Nuestro cliente tiene unas exigencias muy altas, es moderno y busca una marca que se acople a su estilo de vida inquieto con propuestas innovadoras”, cuenta Gaessler.
Mazda tiene casi cien años a sus espaldas y una actitud de “rebelde con causa” como la del MX5, ese roadster que a finales de los años 80 volvió a la vida gracias a ellos. “Nadie lo producía y fuimos los primeros en creer en él para recuperarlo”. Tal fue el éxito de la apuesta de la marca japonesa que acaban de fabricar la unidad un millón de este modelo, a la vez que han recibido el galardón de ‘Coche del Año en el Mundo’. Si nos vamos a territorio nipón para rendir homenaje al lugar de origen de Mazda, Benno confiesa que se rendiría a los pies del yakiniku, unos sofisticados pinchos de carne y verduras a la brasa. Aunque, en realidad, es el ramen el que le vuelve loco. “En Nueva York siempre los como en Ippudo”. ¿Y en Madrid? “Me costó encontrarlos, pero Ramen Kagura ha sido la salvación a mis antojos y los de mis hijos”.