Cuándo se come aquí? (1982), se preguntarán, como ya hacían Siniestro Total en aquel magnífico debut en el que, con Germán Coppini aún de cantante, salían caricaturizados como los Hermanos Dalton. Estén tranquilos, enseguida les proporcionaremos –tal Rosendo Mercado en su caja de rarezas– Salud y buenos alimentos (2004). Él sabía bien desde sus inicios que lo primero de todo es sentarse a la mesa, y así lo hacía en alguna terraza carabanchelera con Leño (su legendaria banda matriz) para la portada de su homónima ópera prima (1979), en la que aprovechaban para mostrar de forma gráfica la marcha de su primer bajista, Chiqui Mariscal (alejándose por la derecha), y la llegada de su sustituto, Tony Urbano (entrando por la izquierda). Muse haría lo propio con los cuatro jinetes del Apocalipsis para su cuarto álbum, Black Holes & Revelations (2006), aunque eso sí, el diseñador Storm Thorgerson les mandó a la superficie de Marte para que se notara que ahí había presupuesto. Y algunos años después Hombres G también tomarían ejemplo, si bien ellos optaron por madrugar un poco para meterse un buen Desayuno continental (2010).
Una vez acomodados les tomará nota alguna de nuestras camareras. Si les apetece un típico menú de hamburguesería estadounidense tenemos a aquella inolvidable chica que sirvió al filmeAmerican Graffiti (1973) para ilustrar su banda sonora –plagada de rock ’n’ roll de los 50 y doo wop– antes de que George Lucas se fuese a una galaxia muy, muy lejana. A su vez, es muy posible que inspirara a los británicos Supertramp para la cubierta de su sexto álbum de estudio, Breakfast in America (1979), dejando claro que se mudaban a Los Ángeles para comerse el mundo. Entre los diseñadores Mike Doud y Mick Haggerty concibieron esta aclamada composición en la que, a través de la ventanilla de un avión, verán la isla de Manhattan representada con la cubertería propia del desayuno y a la Estatua de la Libertad convertida en Libby, la grotesca camarera interpretada por la actriz Kate Murtagh.
Por cierto, ¿les ha cantado Libby el menú? De primero tenemos alubias con tomate; no se extrañen, muchos las toman para desayunar, y a algunos incluso les da por llenar una bañera entera y sumergirse en su sabor, como Roger Daltrey en su posado para Sell Out (1967), el tercer trabajo de The Who (debemos advertirles, en un alarde de sinceridad, que son de lata). De cuchara también les podemos ofrecer una deliciosa sopa de cebolla a cargo de Sexy Sadie, cocinada a fuego lento por los mallorquines para su segunda entrega discográfica, Onion Soup (1996). Y si les apetece ensalada, no olviden pedir sal y pimienta como Sabina y Páez en Enemigos íntimos (1998), si bien debemos advertirles que no se trata de un plato apto para todos los paladares; de hecho a ellos les dejó mal sabor de boca el resultado de este disco en común, tal y como se encargaron de airear en prosa y verso ambas partes (tampoco hay que obviar las desavenencias surgidas a la hora de grabar un videoclip o de organizar una gira conjunta que nunca llegaron a materializarse, si bien las malas lenguas aseguran que Joaquín le tiró los trastos a la por aquel entonces novia de Fito, Cecilia Roth. Un clásico).
Si no les convence lo anterior, a continuación tenemos todo un surtido de comida mexicana. Pueden señalarnos sus preferencias no en la portada de Tres Hombres (1973) de ZZ Top, sino mejor al desplegar las cubiertas de su edición en vinilo. Para ello hemos contratado al cocinero texano Thomas Micklethwait, que se encargó de reproducir a la perfección el famoso bodegón: tacos, fajitas, tortas de maíz, mucho chile y cerveza espumosa, no falta de nada. Tal vez prefieran la comida italiana, si es así podemos ofrecerles un buen plato de spaghetti con tomate, aunque lógicamente esperamos que no sea tan conflictivos como el de las historias a las que parece referirse The Spaghetti Incident? (1993), aquel álbum de versiones punk de Guns N’ Roses. Slash asegura que se debe a una escandalosa pelea de comida entre el batería de la formación original, Steven Adler, y el inefable cantante Axl Rose, la cual era mencionada por el abogado del primero en una demanda interpuesta al grupo por aquella época. Otra versión, menos extendida pero aún más ‘jugosa’, señala a una apuesta entre Tommy Lee y Nikki Sixx (de sus coetáneos Mötley Crüe) por ver quién aguantaba más tiempo sin lavarse… que se saldó al cabo de unas cuantas semanas cuando una groupie le vomitó encima a Sixx la pasta en cuestión mientras le practicaba una felación. Lo sabemos, de esas cosas no se habla en la mesa, pero no hemos podido resistir la tentación. Esperamos de corazón no haberles quitado el hambre con una anécdota tan inapropiada para la hora de comer. Si tras escucharla prefieren algo más saludable como, por ejemplo, pescado, podemos prepararles El salmón (2000) que Andrés Calamaro eligió para bautizar a su excesivo álbum quíntuple. Pero no piensen que se trata de una opción light: el total de 103 canciones que el argentino recopiló en esta época de incontinencia creativa es muy posible que se les haga bola. No serían los primeros.
Ojalá les quede hueco todavía porque la carta de postres viene repleta, aunque muy sana. Tenemos, por ejemplo, una gran variedad de manzanas gracias a Apple Records, el sello fundado por The Beatles en 1968 y en cuyo catálogo, desde los últimos LPs del cuarteto en su conjunto a los primeros lanzamientos de los fab four en solitario, encontrábamos siempre la poma verde en la impresión de la galleta. Pero tuvo que ser el súper grupo creado por Jeff Beck (con Rod Stewart a la voz y Ron Wood como bajista, excelente caldo de cultivo para la posterior creación de Faces) el que la llevara a una portada con su Beck-Ola (1969). Ya en el siglo XXI, Shakira recuperó la fruta prohibida en su Oral Fixation vol. 2 (2005), donde la cantante se ponía en la piel de una sexy Eva. Si por el contrario son más de plátanos por aquello de que les resulta más fácil de pelar, no podía faltar en nuestro menú la icónica banana pop del disco debut que The Velvet Underground grabó junto a la cantante alemana Nico en 1967, obra del mentor de Lou Reed y compañía, Andy Warhol. No obstante, y como en tantas y tantas otras cosas, el pionero en esto de las portadas frutales parece que fue una vez más el papá del rock ’n’ roll, Chuck Berry, en su segundo álbum de estudio, One Dozen Berrys (1959), que inevitablemente estaba repleto de fresas a granel. Si son aún más golosos, tranquilos, porque ese mismo año su compañía discográfica, Chess Records, lanzaría Chuck Berry is on Top, donde se recopilaban todos los singles del músico hasta el momento y en cuya portada las fresas aparecen coronando una copa de helado que esperamos que sepa mejor de lo que aparenta. Y ya puestos, si prefieren tarta, podemos sacar aquella que usaron los Rolling Stones para Let it Bleed (1969), aunque la mezcla de capas que Robert Brownjohn usó en su composición (¡de bizcocho a pizza pasando por un neumático!) puede que resulte algo indigesta. Quizá lo mejor para irse con buen sabor de boca sean unos caramelos de la cajita Hard Candy (2002), cortesía de los californianos Counting Crows. ¿Té, café? ¿Solo, con leche? Para, por último, tomar la infusión, nada mejor que el apacible entorno del agricultor de Tea for the Tillerman (1970) de Cat Stevens, homenajeado incluso en el capítulo Super Franchise Me de Los Simpson.
Ha sido un verdadero placer tenerles en nuestro local, esperamos verles en breve de nuevo. Por favor, no olviden abonar la cuenta antes de marcharse y, si aún no la tienen, no duden en parafrasear de nuevo a Siniestro Total: “Sea tan amable y diga qué le debo”.