La Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España (Anice), que agrupa a más de 600 empresas cárnicas, ha vuelto a reclamar «medidas extraordinarias», como la bajada del IVA a la carne, al tiempo que ha alertado del «preocupante futuro económico» del sector, que está viviendo una histórica escalada de precios de la materia prima cárnica, tensionando toda la cadena ganadero-cárnica, ha señalado en un comunicado.
«Nos encontramos en medio de una tormenta perfecta que está afectando a un sector que ya salía muy herido del 2022, pese al buen dato de las exportaciones. Urge adoptar una serie de medidas extraordinarias que inevitablemente deben pasar por una menor presión fiscal y regulatoria, ayudas para hacer frente a la escalada de costes energéticos (al igual que las anunciadas para el sector primario) y una política de apoyo a la industria que facilite un mayor y más fácil acceso a los fondos Next Generation», ha exigido el secretario general de Anice, Miguel Huerta.
Huerta ha lamentado que la carne «no se esté beneficiando de la reducción del IVA». «Desconocemos los motivos de no incluirla y entendemos que no debe tener un origen presupuestario, ya que la escalada de precios conlleva precisamente una mayor recaudación para las arcas públicas. Durante la pandemia garantizamos un aprovisionamiento que parecía imposible y nos consideraron esenciales, pero a la hora de la verdad, las familias están sufriendo una discriminación fiscal
que no favorece el consumo de carne, tan importante para nuestra dieta», ha recordado.
En concreto, en el caso del porcino, la caída de producción en España ha sido menos significativa en volumen (-1% en 2022) que, en el resto de los países europeos, pero Huerta ha señalado que «es importante, porque apunta a un cambio de tendencia, al tratarse del primer descenso de estas producciones en diez años».
La industria cárnica ha indicado que esta situación tiene su origen en la escalada de los costes de producción, las incertidumbres sobre la evolución de los mercados y la creciente presión regulatoria, que «acosa y dificulta» la apertura y ampliación de las explotaciones, así como algunas de reciente entrada en vigor y otras, de sostenibilidad y bienestar, que se están gestando en Bruselas.
En España, el precio del porcino vivo viene subiendo de manera continuada desde principios de año, experimentando una subida interanual del 47% y casi el doble (un 80%) en el caso de los lechones.
Una situación similar es la que vive el sector del vacuno, aunque las cotizaciones se van estabilizando relativamente tras meses de continuas subidas, a pesar de que la media de 2023 se encuentra a niveles superiores a los de 2022.
Este sector acusa también la escasez de animales derivada del descenso del número de reproductoras por el retroceso del censo lácteo y la escasa rentabilidad estructural de la producción bovina.
De esta forma, Anice ha señalado que todo esto apunta a una coyuntura, a corto y medio plazo, de escasez en la oferta de animales y altos precios de materia prima cárnica, sobre todo en porcino y vacuno.
Al margen de las materias primas, el sector cárnico se enfrenta a otras dificultades derivadas de los elevados costes energéticos que el año pasado fue un 344% más elevados que en el 2019. Estos han vuelvo a subir en febrero fuertemente (+91,91%) en comparación con el precio de enero, sin que puedan descartarse nuevas subidas a lo largo del año.
Además, los nuevos costes regulatorios, como el impuesto al plástico, que de manera pionera ha introducido España desde el 1 de enero, merman aún más las expectativas de rentabilidad de la industria cárnica.
Las empresas cárnicas también han mostrado su preocupación por la creciente presión de la inflación, que se ha traducido en mayores costes de todos los insumos y también, en un incremento excepcional de los costes salariales.
El sector cárnico español está conformado por 2.800 empresas que generan un total de 109.330 empleos directos, la mayoría de ellos en zonas rurales, mitigando el despoblamiento y combatiendo así la España vaciada.