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Kusmi Tea y la nueva edición limitada de tés con sello ‘fashionista’

Si no puedes tener un vestido de Jean Paul Gaultier, al menos, intenta hacerte con su célebre camiseta de rayas. Y si tampoco… quizá no sea mala idea que te prepares una infusión. No una relajante para hacerte a la idea de que el eterno enfant terrible de la moda francesa no está al alcance de todos los mortales, sino un té negro como Gaultier manda. Un Kusmi Tea de la colección que el diseñador lanzó recientemente para solaz de fashion victims y locos de la objetología con destellos de lujo. 

La colección ofrece, como joyas indiscutibles, los dos tés más emblemáticos de la casa de origen ruso (aunque instalada en Francia y con puntos de venta exclusivos en medio planeta), llamados Anastasia y Prince Vladimir. Ambos, resulta obvia la deducción, rinden homenaje a la historia de Rusia. El primero, con notas de limón, bergamota y flor de naranja, se inspira en la leyenda que siempre ha rodeado a la hija del zar Nicolás II, mientras que el segundo, dedicado a Vladimir el Grande, es una mezcla de especias y frutas con notas de vainilla. Pero no acaba aquí la colaboración, que se completa con el Cabas Marinière, una bolsa con las clásicas rayas marineras y la rosa tatuada de Gaultier, un cofre en forma de sombrerito con el mítico pompón rojo de la firma que guarda una selección de tés y, lo más cotizado por imperecedero, el vaso y la tetera con los mismos emblemas de la maison.  Aunque su lanzamiento significó prácticamente su desaparición al tratarse de una edición limitada, aún pueden encontrarse algunas piezas, como la tetera (34 €), en la página oficial de la marca de infusiones.

Kusmi Tea vio la luz en 1867 en San Petersburgo, poco después de que Pavel Mikhaïlovitch Kousmichoff, hijo de campesinos, dejase su aldea para trabajar junto a un comerciante de té. Aprendió rápidamente a mezclar, a valorar, a encontrar las mejores hierbas, hasta que fundó Kousmichoff Tea. En 1901 ya contaba con once tiendas propias repartidas por Rusia y en 1907 logró inaugurar en Londres, meca del té. Ya en el siglo XXI, en 2003, los hermanos Orebi, especialistas en café y cacao, descubren la marca rusa y deciden recuperar su antiguo esplendor, reelaborando las mezclas originales de forma artesanal. Con más de 60 tiendas en 35 países y la boutique de los Campos Elíseos de París convertida en su buque insignia, su asociación con el lujo vuelve a ser un hecho. Sin embargo, aunque son conocidas sus líneas de complementos para el té y su vinculación con conocidas firmas como KitchenAid, nunca hasta ahora habían contado con la colaboración de alguien del universo de la moda. Quizá su romance con Jean Paul Gaultier solo sea el primero de muchos… 

(kusmitea.com).