Porque todos tenemos derecho a nuestro premio de consolación.
Desde que llevamos sucumbiendo a los encantos de los refranes, ya meses, nos hemos dado cuenta de que más que de tapa en tapa, podríamos recorrernos España de refrán en refrán.
«Aquel que se coma el hueso, que se coma el jamón. Aunque sea como premio de consolación». Si vamos a tener que probar la parte amarga de algo, es decir, tener que cargar con la responsabilidad de un asunto o asumir culpas, al menos que podamos sacar algo en claro y bueno todo eso.
Este refrán viene a decirnos algo así como que el mismo que tenga que dar la cara ante algo, comerse un marrón (como se dice vulgarmente), que también sea el primero, o el único, en poder llevarse una pequeña recompensa.