Un paseo por la Gran Vía y, de pronto, resulta inevitable pararse en seco frente al número 18, donde se levanta un imponente edificio blanco coronado por una escultura de la loba amamantando a los gemelos Rómulo y Remo. Se trata de WOW Concept, el último proyecto de Dimas Gimeno, que está ubicado en el antiguo Hotel Roma, un espacio dedicado a la moda, la cosmética, la decoración, la tecnología y ahora, también, a la mejor gastronomía.
Para descubrirlo hará falta subir hasta lo más alto, hasta las plantas 5 y 6; allí espera The Penthouse byWow, un punto de encuentro único en la capital para aquellos que quieran vivir toda una experiencia culinaria. De que esto sea una realidad se ha ocupado el Grupo Triciclo con Javier Goya a los mandos, que se encargará de gestionar las experiencias ‘a cuatro manos’ que unirán a diferentes cocineros consagrados, chefs con estrella Michelin y creadores culinarios digitales. Estos encuentros, que irán cambiando cada mes, tienen el mejor pistoletazo de salida con la cocina catalana de Jordi Vilá (Alkimia), la alicantina de Rafa Soler (Audrey’s, Calpe) y la castellana de Gemma García del restaurante Mannix, situado en la localidad de Campaspero, Valladolid.
En la última planta, la 6, hay dispuestas dos terrazas con unas vistas privilegiadas a la Gran Vía y a la calle Clavel que prometen ser el lugar ideal para las largas sobremesas bajo el sol. Además, para los que prefieran un encuentro más informal, existe una larga barra de bonita piedra blanca donde practicar una de las aficiones más populares de los madrileños, el aperitivo con un vermú o una cerveza bien tirada.
“The Penthouse byWOW es la guinda del pastel, nunca mejor dicho. Este restaurante es lo que estábamos esperando para posicionarnos todavía más en el mercado y crear un punto de encuentro único en Madrid”, explica el propio Dimas Gimeno. El dato curioso del proyecto es que éste era el lugar de alojamiento del antiguo director del Hotel Roma. De ahí que se hayan conservado los salones dedicados a la tertulia, un estudio de grabación e incluso la habitación privada y el baño del director. Diferentes salas que ahora están ocupadas por mesas donde los comensales seguirán aportando a la historia de Madrid.