Tenemos noviembre aquí, con su frío, con su nariz helada, con sus ganas de comer caliente y, por supuesto, con el sabor y el olor a castaña asada por cada calle de la ciudad. No sólo es un alimento propio de este mes que estrenamos, también es uno de los que mejor combina formando parte de grandes platos de mesa y mantel.
No todo es comerse una castaña asada, que también y están muy buenas, la castaña puede y debe (por su excelente sabor) formar parte de otros platos que acojan como se merece su sabor y textura. Tanto en combinaciones saladas como dulces la castaña siempre aporta el toque que estamos esperando para asegurar que un plato está completo.
Larga vida a la castaña (no sólo asada)
¿Alguien ha probado alguna vez una hamburguesa con castañas troceadas o salsa de castañas? Pues deberíamos estar todos haciendo cola en el local que nos la ofrezca, o en nuestra propia casa.
Larga vida a la castaña (no sólo asada)
Pato confitado con timbal de castañas crujientes. Una de las mayores delicias que podemos esperar una vez estemos sentados a la mesa.
Larga vida a la castaña (no sólo asada)
Una simple salsa de castañas para acompañar unas crujientes rebanadas de pan tostado con perejil o queso. También podemos untar en tostadas como una mermelada.
Larga vida a la castaña (no sólo asada)
El bizcocho de castañas y azúcar glas no sólo nos regala jugosidad en la masa, también un color dorado y un sabor duradero en el paladar.
Larga vida a la castaña (no sólo asada)
Dulces o saladas, como plato principal o postre, estas magdalenas rellenas de castaña pueden ser tu gran descubrimiento de lo que queda de año.