Fuera de la cocina, una de las aficiones de Paco Roncero (Madrid, 1969) es el running. Sin embargo, el chef no realiza la carrera de fondo solo a nivel deportivo: es de esas personas que persiguen constantemente nuevas metas. Nunca deja de estar en movimiento. Y así lo viene demostrando desde que se convirtió en uno de los cocineros más aclamados del panorama culinario internacional.
Su buque insignia levantó persiana a finales de los 90 bajo el nombre de La Terraza del Casino, aunque hoy el gastronómico del dos estrellas Michelin, que ocupa el ático de este club privado decimonónico, lleva su nombre. Es en las mesas de este comedor palaciego donde Paco Roncero, con mano de cirujano, ofrece recetas personales de texturas perfectas.
Además, en Ibiza conserva la experiencia estival en el futurista Sublimotion del Hard Rock Hotel (que algunos reconocerán como «el restaurante más caro del mundo»). Aquí desarrolla su faceta creativa más extrema, tanto en lo culinario como en lo teatral y audiovisual.
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Su enérgica naturaleza y esa inquietud que comentábamos líneas arriba también le empujaron a crear en la capital hace unos meses la MOM Culinary Institute by Paco Roncero & CHA, una escuela de formación profesional integral en el área de la hostelería y restauración.
Dicho todo lo anterior, es imposible no reconocer su gran talento para la cocina. Eso sin haber mencionado todos los proyectos que ha tenido (y tiene) entre sus manos. Ni su capacidad de trabajo, su carisma mediático y su hiperactividad… ingredientes que le han llevado a conjugar programas televisivos con libros de recetas, bares de tapas y asesorías a mansalva. Pero eso no quiere decir que Paco Roncero no sea de carne y hueso, aunque algunos nos preguntemos cómo llega a todo. Porque a él también hay cosas que le perturban.