Verde que te quiero verde

Verde que te quiero verde

Esta es la situación: llevas varios meses queriendo invertir en una buena crema facial hidratante, así que coges tu portátil y entras en una de esas webs repleta de ‘yodas’ de la belleza para que te aconsejen. Tras más de media hora investigando en galerías y foros, te das cuenta de que en lugar de aclararte las dudas que tenías, te las han complicado, si cabe, aún más. Que si una dice que la cosmética vegana es muchísimo mejor que la vegetariana, que si es más eficaz la ecológica, que si los beneficios a largo plazo son mejores con un producto orgánico que natural…

Son tantos los términos, ingredientes y composiciones que debes analizar e investigar que el acto de ir a la compra se convierte en un auténtico reto. Pero claro, ¿cómo tirarte en plancha a por esa ‘fabulosísima y milagrosa’ crema que te han recomendado si está elaborada con leche y tú llevas años practicando el veganismo? Hay cosas que son inviables y,cuando tienes un cacao mental respecto a la composición de los cosméticos, es normal que surjan dudas. Ahora, lo que sí sabemos a ciencia cierta es la creciente tendencia por parte de la sociedad hacia una vida más saludable y eco-responsable. ¿En términos beauty? El auge de la cosmética orgánica y natural y –¿por qué no?– también vegana. Todas ellas se han convertido en un refugio para consumidores que buscan cuidarse día a día con ingredientes que respeten el medio ambiente y provoquen un impacto positivo a nivel físico y espiritual. Pero, y aquí viene la cuestión principal, ¿qué diferencias existen entre ellas? Para resolver la falta de claridad lo mejor es acudir a un organismo de certificación que asegure la calidad del producto. Entre ellos destaca ECOCERT (sin olvidarnos de Cosmebio, BDIH o Soil Association), la principal entidad certificadora francesa que define los ingredientes utilizados en la cosmética natural y ecológica, también denominada biológica y orgánica. Para obtener la etiqueta de cosmética orgánica, el 95% de los ingredientes que contenga el producto cosmético deben ser naturales, vegetales y además ecológicos, y el 5% restante tiene que contener al menos un 10% de sustancias ecológicas. Por su parte, la cosmética natural implica que el 95% de los ingredientes deben ser naturales, y solo será necesario que el 50% de sus ingredientes sean vegetales. Eso sí, el producto deberá llevar al menos un 5 % de sustancias ecológicas. En la vegana, la cosa es distinta. Es un tipo de cosmética que no contiene ni ingredientes animales ni derivados, solo vegetales (pero sin porcentajes de por medio) y además es cruelty free. O lo que es lo mismo, que no testa en animales. En España resulta más difícil de encontrar, sin embargo, cada vez hay más tiendas y webs dedicadas a ofrecer marcas nicho y productos importados de lugares un poco más recónditos.

Si no que se lo digan a Carole Sánchez, creadora de Green For Chic, una tienda online centrada exclusivamente en cosmética natural y orgánica que respeta el medio ambiente: “Apostamos por marcasque, además de ser eficaces, tengan una gran sensorialidad, aromas y texturas similares a la cosmética convencional. Nuestra intención es que las personas sean conscientes de que la piel es el órgano mayor del cuerpo y que por él damos acceso a todo aquello que nos apliquemos”, explica Sánchez.

Entre las firmas que comercializa destacan la británica Ila Spa (también a la venta en laconicum.com, Ami Iyök, así como la estadounidense Soapwalla, una de origen biológico, adaptada a veganos y libre de componentes sintéticos. Además del espacio online, ofrece un servicio de beauty coaching gratuito, ayudando así al cliente a elegir ese producto con el que verse y sentirse mejor. “La falta de información hace que utilicemos gran cantidad de productos que en realidad no necesitamos o no están adaptados a nuestro tipo de piel, con lo que alargamos un problema que puede solucionarse con una simple pregunta”, comenta. De ahí la célebre frase del arquitecto Mies van der Rohe: menos es más. Tres simples palabras convertidas en mantra y en la principal filosofía de Diana Burillo, diseñadora de interiores, chef, experta en protocolo y alma mater de Handmade Beauty (Lagasca, 58 y Conde de Xiquena, 17; ambos en Madrid). Una ‘herramienta’, tal y como ella la define, para dar a conocer otras alternativas a la belleza convencional y a la forma de aplicarla en nuestro cuerpo. En ambos templos se busca envolver al cliente en un conjunto de olores, texturas, sonidos y sensaciones que le permitan desconectar, al menos, durante unos minutos. Todo ello a través de tratamientos que no requieren de ningún tipo de aparatología, productos orgánicos, naturales como los Balm All in One (unisex) y también veganos como sus esmaltes de uñas. “Creo que es más necesario utilizar materiales e ingredientes naturales y de calidad, productos versátiles que puedan utilizarse en todo el cuerpo, en lugar de los cosméticos de lujo. No sólo por los beneficios, sino por fomentar un mundo más sostenible”, concluye Diana.

Y no le falta razón. Lo lujoso, lo dorado y con exceso de brillo entra por los ojos al instante, de eso no hay duda. Pero, ¿quién dice que sea lo más efectivo? Ningún cosmético promete milagros, ya se sabe. Pero contribuir con formulaciones y embalajes eco-responsables a un desarrollo sostenible y a la preservación de la tierra, beneficiándote al mismo tiempo de sus propiedades…

¡Eso sí que es un milagro!

Jabón vegano para hombres de cuerpo y cabello, c.p.v.

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Exfoliante corporal 100% orgánico elaborado con arroz y pepino, 65 €.

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Tratamiento intensivo para aplicar sobre el cabello, 24 €.