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The Crudité Company , un showroom con pasión gastronómica

Ana Ródenas y Toño Rodríguez dedican su vida al trabajo con la misma pasión que sienten por el buen comer. Y todo más allá de la moda.

El día que nos citamos en Gonzalín Bar a Secas (Eloy Gonzalo 8, Madrid) asistimos a un ir y venir de proveedores, obreros y empleados, todos ultimando detalles para su inminente apertura. Nada más ver el panorama imaginamos que Ana y Toño han elegido este (impactante) local porque les encanta estar en el meollo de cualquier aventura que implique tesón, riesgo y buen gusto. En este caso, la de un gran amigo suyo, Álvaro Unzurrunzaga. Entre cables y cajas, los propietarios del showroom de moda The Crudité Company cuentan que a eso se dedican desde que Ana dejó su trabajo como azafata de vuelo y Toño su etapa volcado en el comercio exterior en el sector de la alimentación y del vino para una pequeña bodega… que hasta logró introducir en The Modern, el restaurante del MoMA. Seis años llevan ya juntos como socios, eso sí, cada uno con su parcela para evitar que la convivencia como pareja se resienta. Muy al contrario, cuando dejan las perchas, las visitas a tiendas aquí y allá y las interminables ferias textiles, centran su vida en el placer de viajar y, cómo no, de comer. Aunque Ana reconoce que Toño es un hacha con la pasta, él bromea: “Mi plato estrella es mirar la nevera y ver qué me invento con lo que está a punto de caducar. ¡Lo bordo!”. Entre sus asignaturas gastronómicas pendientes para 2016, avisan: ella quiere, “necesita”, ir a La Tasquita de Enfrente y él a Montia, en El Escorial. Lo dicho: mal gusto no tienen (crudite.es).