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Regantío Viejo, o cómo transformar la tierra para que hable

Regantío Viejo es un proyecto de recuperación de un legado que ya existía pero que se había olvidado

En el año 2018 la familia Naranjo se hacía con la propiedad que acoge Bodega Regantío Viejo, una extensión de tierra situada en Arcos de la Frontera que les serviría para hacer las cosas como ellos querían: cuidar de todo el proceso, desde la viña, pasando por la bodega y hasta el embotellado para lanzar joyas de la viticultura en edición limitada. De lo más sencillo a lo más complejo y haciendo honor a eso de “de parvir grandis acervus erit” (de las cosas pequeñas surgen las cosas grandes).

Daniel y Feliciano son quienes dirigen la bodega y lo hacen con las ganas de cuidar una joya de la viticultura para elaborar un buen vino. Así, sus mandamientos son la vendimia manual, el respeto de la viña y la materia prima, la inversión en un buen equipo, como ocurre con su enólogo Enrique Bitaube, y la mejora de las instalaciones. No enmascaran el sabor de la uva porque quieren ser verdad y mensaje.

El diseño de las etiquetas, a cargo del Estudio Pablo Guerrero, es la mejor carta de presentación y el mejor reflejo de su espíritu. Cada una de ellas representa un mascarón de las fuentes romanas en una alusión al sistema de riego de la finca en la que crece el viñedo, que tan importante es en Regantío Viejo. Los mascarones –que representan la personalidad de cada vino– cobran vida a través de figuras mitológicas clásicas con las técnicas de impresión que recuerdan a los bajorrelieves de la época romana.

Entender el terreno para entenderlo todo

Las viñas se despliegan por un territorio situado a los pies de la sierra de Grazalema y a orillas del pantano de Bornos. 140 m de altitud los eleva para regalarles un microclima favorable en el que hacen acto de presencia los vientos del sureste y el contraste entre los días calurosos y las noches frescas. Esto permite que la maduración sea lenta –como lo es todo crecimiento que se agarra a la vida– y que, por tanto, se concentren en los frutos aromas y azúcares muy agradables.

A lo largo y ancho de esas 12 hectáreas donde crecen la syrah, merlot y tempranillo con más de 25 años de antigüedad –además de un muestrario de variedades de hasta 47 tipos–, se practica una viticultura sostenible, porque la familia Naranjo sabe que la tierra es la que habla y cuenta, y por eso es imprescindible escucharla. Experimentan con la implantación de cubiertas vegetales, cuidan la flora autóctona, entienden la importancia de la presencia de animales en el viñedo o se centran en reducir la huella de carbono.

En Regantío Viejo todo queda en casa, ya que en esta parte de Cádiz se elabora, cría y embotella el vino. Sólo se utilizan uvas procedentes del viñedo propio para aportarle un carácter particular y único, algo que impone unas producciones limitadas y de máxima calidad que hacen el resultado aún más especial. En esta misma casa también se lleva a cabo esa vendimia manual y nocturna que tiene lugar entre finales de agosto e inicios de septiembre. Este momento es el culmen de un año de trabajo en el que son las estaciones las que marcan siempre el ritmo y determinan el momento exacto para cada cosa. Paso a paso, vino a vino.

Regantío Viejo es identidad del terruño

Junus Tinto 2019. Frutos rojos, elegancia y estructura. 

Uvas: Syrah, Tempranillo y Merlot. 

Comentarios: Se persigue la elaboración de un vino joven y expresivo en el que destacan los aromas de los frutos rojos. Tiene notas especiadas y un retrogusto agradable. 

Duo Vites 2019. Matrimonio, fruta negra y frescura.

Uvas: Syrah y Merlot.

Comentarios: Estas dos uvas se encuentran para teñir el vino de tonalidades rojo picota y bordes violáceos. Su sabor intenso y el equilibrio son los protagonistas.

Relicta 2018. Expresión, complejidad y barrica.

Uvas: Syrah

Comentarios: Es la máxima expresión de esta uva, que nace en la viña y que después descansa en barricas de roble francés. Aquí se persigue la excelencia para dar con un vino complejo y lleno de matices.

Junus Blanco. Sorpresa, personalidad y juventud.

Uvas: Palomino y Moscatel

Comentarios: Elaborado en botas de fino centenarias, es un vino que sorprende ya que su aroma remite a los vinos del Marco de Jerez, pero en boca resulta algo completamente diferente.

Ignotus. Exclusividad, artesanía y ferocidad.

Uvas: Palomino, Riesling y Moscatel de Alejandría

Comentarios: Es como un elixir de vida, un vino especial de sabor único que se lanza en ediciones limitadas, numeradas y lacradas a mano. La fermentación se hace a muy baja temperatura y con sus propias lías para preservar los aromas primarios y secundarios.