Como si se tratase de una velada de boxeo, los chefs Lucas Huemer y Víctor Sobejano se preparan en dos esquinas de la sala. Comprueban el horno, la vitrocerámica y los platos. Sobejano comprueba el pan; Huemer responde a las preguntas que le hacen junto al televisor. Cada uno trae un menú ‘típico’ de su país. Lucas carga en su mochila todo el sabor de Austria. Víctor hace lo propio con la mejor gastronomía española. Comienza el combate.
Los asistentes observan atentos la destreza de los chefs mientras les explican la forma de votar cada plato. Cuando terminen de ‘degustarlo’ (o devorarlo, lo que uno prefiera), deben entrar en la web y elegir en secreto su plato favorito. Sólo puede haber un ganador. Y tienen tres oportunidades: primero, segundo y postre.
Un vino vienés descansa frente a todos los comensales. Resulta más amarillento de lo habitual, y tiene un sabor fuerte que lo distingue de otros vinos similares. Algunos piden un Almdudler -limonada de hierbas-, también típico, mientras Huemer termina su plato. Una vez está listo, la cara de todos le dice a Sobejano algo muy claro: va a ser complicada esta batalla.
Víctor responde con ganas y espera el veredicto en la pantalla. El televisor está en blanco. Aparece una copa y un nombre debajo. España ha ganado el primer asalto.
Huemer recarga las pilas y sorprende a todos con un segundo impecable. Víctor se refugia en un mar y montaña, pero esta vez es evidente que Huemer ha conquistado más paladares. No hay dudas. Y ahí está, en mitad de la pantalla: la copa sobre el nombre Austria. Se lo juegan todo en el postre.
El segundo país con más fronteras de Europa (linda con 7 países) no sólo destaca por tener abiertas las estaciones de esquí todo el año, ni por tener uno de los paisajes más espectaculares del mundo. No. La gastronomía es otro de sus pilares, lo que hace de Austria el lugar perfecto. Huemer lo sabe. Por eso se deja la piel en la cocina.
Silencio entre los comensales y alguna onomatopeya de placer. Mientras tanto, Sobejano termina de colocar las frambuesas de su último plato. Lo dejan sobre la mesa. Una cucharada. Dos. Tres. Ya no hay nada en los platos. La suerte está echada.
Los chefs miran la pantalla. Todos dejan los móviles sobre la mesa. Es el momento de deshacer el empate. Surge de nuevo la copa. Debajo, un nombre. Todos aplauden y Sobejano se gira para felicitar a Huemer. Austria gana el tercer asalto. Victoria para Lucas Huemer y su gastronomía de diez.
Pero si a uno le preguntan quien ganó, después de haber probado todos aquellos platos, la respuesta es clara: ganamos todos.
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