Reportajes

La importancia de la gastronomía en la literatura

Ya os hablamos en otras ocasiones de la importancia de la gastronomía en el cine, con las mejores escenas donde los helados eran los protagonistas; también os hablamos de la pequeña pantalla y el papel tan importante de la gastronomía en las series. Y es que la gastronomía y la cocina pueden cobrar mucha importancia y relevancia en diferentes ámbitos de la cultura. Hoy os hablamos de obras literarias donde la comida tiene un papel importante – literatura y gastronomía, el maridaje perfecto.

Las Aventuras de Alicia en el País de Las Maravillas (1865), Lewis Carrol.

Uno de los capítulos de la archiconida obra del matématico, lógico y escritor, se basa en la gastronomía. En “Una Merienda de Locos”, Alicia llega a casa de la Liebre y observa a esta, al Sombrerero Loco y a un Lirón tomando el té alrededor de una mesa. Alicia se les une y disfruta de un té y una merienda repleta de acertijos y sinsentidos.

Fuente: https://www.flickr.com/photos/misopocky/8094521102
Fuente: https://www.flickr.com/photos/misopocky/8094521102

 En Busca del Tiempo Perdido (1908 – 1922), Marcel Proust.

Una de las escenas literarias más conocidas de Proust quizás sea esta en la que el escritor en “Por el camino de Swann” evoca recuerdos de su infancia al disfrutar de una magdalena mojada en su té – ya que este sabor y esta textura le recuerdan y lo transportan a aquel momento. ¿A quién no le ha pasado alguna vez comer un plato típico de nuestras abuelas y acordnarnos de nuestra infancia o los veranos en el pueblo?

Sin Noticias de Gurb (1991), Eduardo Mendoza.

En esta novela, el extraterrestre despa recido, Gurb, observamos la gran pasión de este personaje por los churros. Según el “me como los diez kilogramos de churros que he comprado. Me gustan tanto que, acabado el último, me como también el papel aceitado que los envolvía”). Y es que, ¿quién puede resistirse al manjar de los churros?

El Gran Gatsby (1925), F. Scott Fitzgerald.

Las fiestas de Jay Gatsby eran un cúmulo de lujos, jazz de los años 20, joyas obstentosas y manjares gastronómicos como caviar y diferentes canapés con los mejores productos culinarios de la época. ¡Nunca nos hubiésemos perdido ni una sola fiesta del Sr. Gatsby!

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