Reportajes

¿Helado de vainilla o de pasta de papel?

Qué rico está ese helado de vainilla tomado en el postre o a cualquier hora del día. Qué rico está y cuánto refresca en medio de esta ola de calor. Qué bueno, qué bien sabe, qué bien huele. Stop. Detente. No podemos dejar que te siga engañando más porque puede, sólo puede, que no sea del todo vainilla lo que estés comiendo.

Empezamos esta afirmación invitándote a una reflexión: ¿Por qué crees que te gusta tanto oler las páginas de un libro? Probablemente la respuesta tenga mucha más relación con un helado de vainilla de lo que te crees.

La culpa es del saborizante aromatizador sintética vainillina que, además de estar lejos de tener algo que ver con la vainilla, está compuesta por pasta de papel con olor a vainilla.

La razón de que se use esta pasta y no la propia vainilla para elaborar helados de este sabor es simple: la escasa producción de una sustancia frente a la abundante de la otra.

La vainillina, que se produce en grandes cantidades y es menos costosa, es más rentable al comercializar, proviene de una sustancia llamada guaiacol, que tras un proceso petroquímico quedan preparados para múltiples usos: hacer helados de vainilla o formar parte de los componente de una hoja de papel, de ahí que nos guste tanto oler un libro.

Así que cuando vayas a comerte un helado de vainilla, apuesta por los artesanales que nunca defraudan.