El chef vizcaíno Eneko Atxa, de 47 años, se afana con cazuelas, sartenes y ollas pertrechado de su chaquetilla negra, sus pendientes y su Hublot en la muñeca. Tal es su uniforme de trabajo. Como se denomina en el argot publicitario, Eneko es “amigo” de la marca relojera, y esa condición le permite elegir más de un modelo del extenso catálogo de la firma para su propia colección. Pero su preferido es “el Gourmet”. “Está hecho casi para mí. La historia que tiene detrás me gusta mucho. Es una deferencia a los cocineros por parte de la marca muy chula”, dice.
Los responsables de Hublot alumbraron el Big Bang Unico Gourmet de 42 mm en octubre de 2022 con el universo de la alta gastronomía en mente. Se trata de un cronógrafo automático fabricado con uno de los materiales que se encuentran entre los fogones de postín: el acero de Damasco, utilizado para la creación de cuchillos que cortan como ninguno. Como las hojas de esos instrumentos de cocina, que parecen estar decorados con un dibujo (en realidad es el efecto que forman las distintas capas de aceros diferentes), el reloj presenta unas líneas irregulares en su caja y en su bisel. Y se ajusta con una correa de tejido similar al de un delantal, con un cierre de velcro.
Eneko Atxa, al frente, entre otros, del único tres estrellas Michelin de Vizcaya, Azurmendi, ubicado en la villa de Larrabezúa (Larrabetzu en euskera), es uno de los 200 propietarios del Big Bang Unico de edición limitada que cuando se lanzó costaba 25.200 euros. También lo poseen otros multiestrellados, como el influyente cocinero francés Yannick Alléno (que detenta 12 estrellas) y Anne-Sophie Pic (tres estrellas por su trabajo en la Maison Pic, ubicada en Valence, Francia). Además, Hublot tiene en su nómina de “amigos” a los chefs William Bradley, del restaurante Addison de San Diego (California, EEUU), desde el pasado septiembre, al suizo Andreas Caminada, al alemán Jan Hartwig, a la británica Clare Smyth y al francés Paul Pairet. Todos ellos pueden presumir de sus tres estrellas Michelin, una distinción de la que solo hacen gala 145 establecimientos en todo el mundo.
A Eneko, esa coalición de chefs le satisface. “En general, los cocineros tenemos mucha relación entre nosotros. Yo soy una esponja, necesito absorber lo que hacen los colegas, escuchar. Me gusta tener sus libros para empaparme de lo que están haciendo e ir a congresos gastronómicos. Hoy es fácil ver qué está haciendo, por ejemplo, un amigo mío de Australia que trabaja el mundo del mar y hace cosas muy interesantes con pescados humildes. Por eso los cocineros vemos tantas series y documentales sobre lo nuestro. Mi favorita es Jiro Dreams of Sushi”, dice de la película documental sobre Jiro Ono, el maestro de sushi de 85 años que es propietario de Sukiyabashi Jiro, un restaurante de tres estrellas Michelin situado en una estación del metro de Tokio (Japón).
Aunque Atxa declinó la primera oferta de colaboración de Hublot porque era reacio a asociarse con marcas (“pero acepté en cuanto les conocí en persona, porque me transmitieron honestidad”, asegura), ahora trabaja con Dom Pérignon, propiedad del grupo LVMH, como la relojera, y con Cervezas Alhambra. “Tengo que sentirme súper cómodo y feliz. Si no, no lo hago. Ahora pongo mucho más interés en los relojes, un mundo que me imaginaba de otra manera. Yo llevaba uno digital para hacer deporte, porque entreno a muerte. Pero no tiene nada que ver con un reloj mecánico. Antes de visitar la manufactura de Hublot pensaba que lo hacían todo más mecanizado, pero es muy uno a uno, cada relojero cuenta con sus pequeñas herramientas, está horas con una sola pieza”.
¿Qué tiene en común él con esos relojeros?, preguntamos al chef vasco. “La precisión, espero. En nuestro sector nos dicen que somos los disciplinados perfeccionistas. Nos relacionan con el detalle, con la pulcritud y con lo metódico”.