Nombres propios

Eso está pocho, ¿no?

Eso está pocho, ¿no?

Esa es la cuestión a la que Tristram Stuart se enfrenta a la hora de desafiar el escándalo alimenticio por excelencia: el desperdicio.

Ni podrida ni estropeada. La mayoría de las veces, cuando hablamos de comida que vamos a tirar a la basura, se trata de comida fresca que puede ser perfectamente consumida por el ser humano”. Esta es una de las muchas verdades que se escuchan en los primeros minutos de la conferencia en TED Talks de Tristram Stuart, titulada El escándalo del desperdicio mundial, que con más de un millón de visitas en YouTube lo ha convertido –junto con sus dos libros y un premio internacional de Medio Ambiente– en la cara más reconocida detrás del problema del desperdicio alimenticio. Y raro es que alguien se digne a hablar de este tema y no salga escaldado. Porque tenemos más comida en las estanterías de los supermercados de la que necesita toda nuestra población para subsistir y se nos ofrece el triple o el cuádruple de lo que realmente necesita nuestro cuerpo. “Estamos llegando a los límites ecológicos que aguanta nuestro planeta”, amenaza Tristram en su charla. Pero, ¿qué estamos haciendo mal? “¿Qué hogar no tiene un paquete de pan de sándwich en la despensa? Casi todos. ¿Y quién se come las cortezas que están al principio y al final de dicho paquete? Casi siempre hay alguien que encuentra placer en ellos. Pero, ¿que pasa con aquellos panes industriales que se venden ya sin esas dos rebanadas? Pues que van a la basura. En un día, una misma empresa panificadora puede tirar a la basura alrededor de 13.000 rebanadas”, relata Stuart.

Hay tanto por hacer que Tristram se empeña en demostrarlo con iniciativas como Feedback, la cual engloba, por un lado, Feeding the 5.000, una serie de eventos masivos en los que se cocina con alimentos catalogados como desechos y, por otro, Gleaning Network, una red de voluntarios, agricultores y asociaciones sin ánimo de lucro que rescatan frutas y vegetales a punto de ser retirados para brindársela a los más necesitados. De todo esto, parece ser que lo que más le ha calado a Tristram ha sido el asunto del pan, por lo que ahora ha ideado una nueva forma de utilizar todo aquel que se produce y no se consume: una pale ale. Haciendo uso de miga, cebada malteada, cáscara de avena, levadura, agua y las hops Bramling Cross y Chinook, de YCH HOPS, ha dado con Toast, una cerveza elaborada en el Reino Unido y cuyos ingresos van total e íntegramente a Feedback. Visto así, ¿quién no quiere darle una vuelta a cómo gestiona su consumo? Nosotros, desde luego, prometemos hacerlo (tristramstuart.co.uk).

Eso está pocho, ¿no?

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