Nombres propios

Encuentro con Jorge Drexler

Foto: ©Laura Carrascosa Vela

“En una época en la que estamos acostumbrados al todo ya y ahora, en la que no tenemos tiempo de leer todos libros o de escuchar todos los discos a los que tenemos acceso, trabajar limitado es un alivio en vez de una limitación”, argumenta. Se considera disperso, y con esa limitación autoimpuesta buscaba“hacer submarinismo” más que quedarse en la superficie. El proyecto se gestó durante doce meses en los que decidió frenar el ritmo, tras una intensa gira con su disco anterior que se prolongó más de dos años y en la que sufrió “jetlag crónico, con más de 20 viajes transatlánticos anuales, un ritmo de trabajo con el que no podía más”. Y eso que último año no ha sido precisamente un periodo sabático, ya que para él, “el proceso de composición es siempre muy tortuoso”. “Es importantísimo, esencial para reubicarme y aprendo mucho de él, pero no puedo decir que sea divertido o alegre, es más parecido a una terapia que a irse de fiesta. Me sigo enfrentando a la incertidumbre de si va a aparecer una canción.” Lo dice alguien que ha ganado un Oscar y dos Grammys.

Drexler citó a ‘Tapas’ en Cannibal Raw Bar, sede madrileña del local coruñés del mismo nombre, cuyos propietarios poseen también El Charrúa, un templo del ‘asado’. El músico descubrió Cannibal y su cocina en crudo y caliente basada en la despensa gallega por casualidad: “Me encantan sus alcachofas, son bestiales”. Nos cuenta que come de todo, aunque tiene cierta fobia al pescado que intenta superar (sus padres, otorrinolaringólogos –profesión que Drexler llegó a ejercer unos años– veían no pocos casos de espinas clavadas). Es cocinitas, y la azotea de su piso en Chueca es “un auténtico paellarium”, donde agasaja a amigos como Caetano Veloso, Fernando Trueba o Rubén Blades. “El arroz me parece más difícil y misterioso que el ‘asado’. En la paella, cambias un día el tipo de arroz y entras en pánico. He tenido grandes gatillazos con paellas que se podían comer a duras penas; pero se va aprendiendo. Es algo como la composición: pones todo lo necesario y a veces no sucede, no es automático”.