Desde hace tiempo, el mundo del vino se ha enfrentado a un debate continuo sobre si las botellas mantienen de igual forma sus características si se sellan con un corcho que si lo hacen con plástico o con rosca. Los más tradicionales creen realmente que el corcho es un componente clave dentro de la experiencia del vino mientras otros dicen que puede que no afecte absolutamente en nada.
Según un estudio de la industria del corcho, éste reacciona con el vino liberando un conjunto especial de compuestos, denominados “corklins” a la vez que le deja oxigenarse. Pero, ¿qué son exactamente los “corklins”?
“Después de estudiar la composición de los corchos, se ha descubierto que hay una fracción estructural y una fracción extraíble que contiene compuestos fenólicos”, explica Miguel Cabral, director de I+D de Amorim. “Cuando colocamos el vino en un barril, hay una extracción de los compuestos fenólicos del barril al vino, y sucede lo mismo cuando sellamos el vino con un corcho”, matiza. Como resultado, a pesar de que la cantidad de interacción entre el corcho y el vino son mucho menores que los del barril y el vino, el corcho aún puede aportar pequeñas cantidades de cosas como los taninos, fenoles y polifenoles.