Reportajes

El «consumir preferentemente antes de» de los alimentos no es tan real como nos han hecho creer

¿Cuántas veces ha terminado tu botella de leche en la basura por haberse pasado de fecha una vez abierta? Demasiadas como para contabilizarlas. Bien, pues ahora sabemos que cada vez que hemos acabado llevando al cubo de basura un alimento nos hemos equivocado porque las fechas de vencimiento que los acompañan son meramente orientativas, nunca ciertas en toda su totalidad.

Si hasta ahora creíamos que lo mejor que podíamos hacer con la leche que, según su fecha de caducidad, ya no parecía apta para el consumo era tirarla, ahora sabemos gracias a FSIS, el Servicio de Inocuidad e Inspección de Alimentos, que la leche puede aguantar abierta hasta una semana después de la fecha de que nos indican en el cartón.

Una declaración de intenciones que resta valor al mensaje que decora todos los alimentos que pasan por nuestras manos como el famoso “consumir preferentemente antes de”, el cual ahora ya sabemos que es orientativo y que llevamos años usando mal el término.

Un consejo de consumo que tiene que ver más con la textura, el color, el contenido nutricional y el sabor del producto en cuestión que con el buen o mal estado del alimento, ya que hasta una semana después, día arriba, día abajo, este producto seguiría en buenas condiciones para su consumo.

FSIS ha querido que este mensaje se divulgue lo más rápido posible ya que son muchos los alimentos que se desperdician anualmente en el mundo; sólo en Estados Unidos, un tercio de todo el suministro de alimentos al país, al año, termina en la basura, algo así como tirar 169 mil millones de dólares al contenedor.