Desconectar de la rutina y del frenético ritmo de la gran ciudad, acompañados de la mejor gastronomía de ese destino idílico, son cosas que una vez al mes deberíamos regalarnos. Y si esa escapada, además, conlleva una excelentísima ruta enológica por las mejores bodegas y viñedos del país, la crème de la crème.
Por ese motivo, y como en Tapas Magazine nos gusta que disfrutes al máximo de los pequeños placeres que nos da la vida (y la madre tierra), hemos seleccionado varios destinos, con sus respectivos templos de relax, para que empieces a trazar tu nuevo mapa enológico. ¿Estás preparado?
1. Silleda (Pontevedra)
Situado en una finca rodeada de naturaleza y a 30 minutos de Santiago de Compostela, se encuentra el Hotel Via Argentum. Un impresionante resort de 4 estrellas en el que solo hay cabida para el placer, el disfrute y sobre todo, el relax. Con un espectacular entorno, perfecto para practicar senderismo o hacer rutas a caballo con tu pareja (planazo súper romántico), el hotel pone a disposición de los adeptos de vino, una ruta guiada por la historia y los procesos de elaboración de los vinos de la Ribeira Sacra que se esconden en la Bodega Vía Romana. ¿Súper, no? (weekendesk.es)
2. San Vicente de la Sonsierra (La Rioja)
Poder apretar el botón del ‘0’ en el ascensor para bajar a la sala de barricas de una bodega, es lo bueno que tiene elegir destinos relacionados, única y exclusivamente, con el vino.
Rodeada de viñedos y a 5 km de San Vicente de la Sonsierra, se encuentra un precioso y encantador hotelito rural del que no querrás salir nunca. Y es que, además de levantarte en un idílico paraje vinícola -que solo suele apreciarse cuando uno se pone Bajo el sol de la Toscana-, podrás ser el primero en pasear por las viñas y la bodega familiar que están situadas en la misma finca del hotel. Un destino top que reúne las condiciones de nuestra perfecta escapada enológica. (turismodevino.com)
3. Alquézar (Huesca)
Viajar en el tiempo. Bajo esta premisa, el Hotel Boutique Maribel lleva desde su restauración en 2004, intentado que los huéspedes se sientan como en su propia casa y, al mismo tiempo, vivan en primerísima persona la tradición medieval que caracteriza a la villa de Alquézar.
Un detalle que no le deja indiferentes frente al resto de hotelitos que se encuentran a su alrededor y que, además, le da un plus de encanto y atractivo. Algo que ocurre de igual manera que con las actividades y visitas guiadas. ¿Una de las que nos proponen y a la que no podemos resistirnos? La de las Bodegas Alodia, D.O. Somontano. (weekendesk.es)